Los medios oficialistas rusos destacaban ayer que en una conferencia de prensa en Bruselas el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, aseguró que el alto el fuego que se pactó para el este de Ucrania se está cumpliendo. También mencionaban que el presidente ucraniano, Petro Poroshenko, reconoció que los pro rusos “han retirado una considerable parte del armamento” de la zona de enfrentamiento, tal como se había pactado en febrero en Minsk, en un acuerdo entre Rusia y Ucrania que contó con la mediación de Francia y Alemania.

Stoltenberg no lo mencionó, pero cada tanto el gobierno ucraniano y los pro rusos denuncian que el bando opuesto violó el alto el fuego y lanzó un ataque. De hecho, el último cruce de acusaciones fue este fin de semana, y la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE) publicó el lunes un informe en el que consignó que el sábado hubo 63 disparos con mortero de los pro rusos y que el fin de semana anterior Ucrania había realizado 40 disparos con tanques.

Los medios occidentales informaban de otra manera sobre la comparecencia de Stoltenberg y destacaban que el secretario general de la OTAN había acusado a Rusia de seguir equipando a los rebeldes ucranianos. “Aún vemos presencia rusa y un fuerte respaldo para los separatistas en el este de Ucrania. Vemos la entrega de equipamiento, fuerzas, entrenamiento. Por lo tanto, Rusia aún está en el este de Ucrania”, dijo Stoltenberg. “Llamamos a Rusia a retirar todas sus fuerzas del este de Ucrania y a respetar el acuerdo de Minsk”. Además, Stoltenberg instó a los pro rusos a que permitan el acceso de la OSCE a las ciudades ocupadas para que verifique la situación en general y el alto el fuego en particular.

El máximo comandante de la OTAN, el general estadounidense Philip Breedlove, dijo que la imposibilidad de monitorear los movimientos en la zona ocupada por los separatistas impiden determinar si la presencia rusa es mayor que la que ya existía cuando se pactó el alto el fuego. Respaldó a Stotenberg al reconocer que los rebeldes retiraron el armamento pesado del frente de batalla, pero admitió que no saben a dónde fue movilizado, informó la agencia de noticias Reuters.

El gobierno ucraniano denunció varias veces que los pro rusos están aprovechando este alto el fuego para rearmarse por si, eventualmente, se retoman los enfrentamientos, lo que sería contrario al espíritu de la tregua y del camino diplomático por el que han apostado la Unión Europea y Ucrania.

Caminos alternativos

Las autoridades europeas han rechazado la posibilidad de sancionar a Rusia por su incumplimiento del acuerdo alcanzado en Minsk en febrero. Han insistido en que su apuesta es por las acciones diplomáticas y el diálogo. En este sentido, el gobierno alemán advirtió que la canciller, Angela Merkel, no asistirá al acto oficial que Rusia está preparando para conmemorar el 70º aniversario del fin de la Segunda Guerra Mundial. “A la luz de los acontecimientos que se desarrollan en Ucrania, es imposible tomar parte en la tradicional celebración militar [que se realizará] en la Plaza Roja”, explicó el portavoz de la cancillería alemana, Steffen Saibert, quien también aclaró que su país todavía no recibió la invitación formal.

Por su parte, Estados Unidos en el caso de la situación en Ucrania ha marcado distancia con la posición europea y optó otra vez por el camino de las sanciones. Ayer anunció nuevas medidas contra una entidad financiera rusa, una organización política y 14 ucranianos, entre ellos líderes separatistas y ex jerarcas del gobierno de Viktor Yanukovich, incluido el ex primer ministro Mykola Azárov. La sanción implica congelar los bienes de estas personas e instituciones y prohibir que los estadounidenses hagan negocios con ellas.

En un comunicado, el Departamento del Tesoro manifestó que estas personas y entidades son consideradas responsables o cómplices de “amenazar la paz, la seguridad, la estabilidad, la soberanía y la integridad territorial de Ucrania”.

Entre los sancionados están el Banco Comercial Nacional Ruso, al que el Tesoro acusa de haberse instalado en territorio ocupado en Crimea, y la organización Unión Euroasiática de la Juventud, la rama juvenil del Movimiento Euroasiático ruso, al que Estados Unidos acusa de reclutar individuos para combatir con los pro rusos en Ucrania.