Había 30.000 hinchas de Peñarol y sol radiante de sábado a la tarde. Estadio y día vestidos para una victoria aurinegra que muchos auguraban tras el empate parcial de Diogo Silvestre, ni bien arrancó el segundo tiempo. Pero Danubio, aquel que de movida ganaba por dos tantos, no sabe qué es el miedo escénico y sacó aplomo de donde parecía no tenerlo, para llevarse el partido por un marcador de 3-2 y alcanzar a su rival en la tabla.

Viana peleó una pelota área con Valdés cuando promediaba el segundo tiempo, y el zaguero carbonero vulneró su arco. Viana, que al anotarse tal mérito naturalmente quedó asociado al gran triunfo, fue clave para capear el temporal que no pudo tumbar a la franja. Llegó desde el banco tras el empate de Peñarol, cuando Ramos sacó a un poco participativo Castro y adelantó a Tabárez. Hamilton Pereira, autor del primer tanto y dueño de uno de los mejores rendimientos de la tarde, encontró el compadre que precisaba para sacarle revoluciones al partido y desmentir eso de que un grande es imparable cuando corre de atrás. Danubio ganó en fútbol y tranquilidad. Consecuentemente, ganaría el partido. Estuvo más cerca de hacer el cuarto que de sufrir otro empate: el mismo Migliore, de floja respuesta en el gol decisivo, sacó una pelota increíble ante Fornaroli.

Bengoechea dio otra señal de pragmatismo extremo para pelear por un partido que lo trató mal de arranque. Puso a Leyes por Albín cuando aún se jugaba la primera parte. La movida llevó a Nández al lateral derecho y obligó a Pacheco a sacrificarse en un improvisado doble cinco con Píriz. Desde esa posición, el Tony se repitió en búsquedas largas y anunciadas. El sub 20, en cambio, ratificó que es una promesa de valor con 1.000 cierres en su extraña nueva ubicación. Más tarde, pasaría a jugar de stopper, porque el DT volvió a rascar el bolsillo cuando sacó a Viera, quedó con tres atrás y agregó a otro delantero. Fue Olivera, que formó un World Trade Center junto a Leyes y Zalayeta. Además del Tony, el Japo, un despierto pero escalonado Urretaviscaya, y el subidor Diogo, abastecería Hernán Novick, que entró casi en la hora.

Pero Danubio no sufrió más que por los pivoteos de Zalayeta y un cabezazo bien orientado pero suave de Olivera. Joaquín Pereyra engrosó la zaga y Formiliano aguantó camiones en el medio y aportó en la azotea defensiva. En los últimos 20 minutos se disimuló la ausencia de De los Santos, cuya roja fue la consecuencia mayor de una apelación a reiterados cortes del juego, que cargaron a los franjeados de amonestaciones tempraneras. Tan tempraneras como el tanto de Hamilton Pereira luego de un pase del gran Lea Sosa y el penal discutible que Tabárez aprovechó para marcar el 2-0 cuando sólo iban 10 minutos. Pese al descuento de Zalayeta, que parió la reacción aurinegra, los goles arrancados del vestuario serían augurios de un sábado feliz.

Detalles

Peñarol (2): Migliore (bien y mal); Albín (31’ Leyes) (bien: Nández de 4 y Pacheco de 5), Hormiga Valdés (mala liga), G Viera (78’ JM Olivera) (tres atrás: Nández y Diogo de stoppers) y Diogo Silvestre; Nández (notable: de 5, 4 y 2) (87’ H Novick) y S Píriz; Urretaviscaya (correcto), Pacheco (de 10 y de 5) y Japo Rodríguez; y Zalayeta. DT: Pablo Bengoechea.

Danubio (3): Torgnascioli; Cristian González, De los Santos y Ricca (dámelo); Formiliano (banca); Graví (recorre), H Pereira (figura), Tabárez (sabe) (78’ Joaquín Pereyra) y L Sosa (es bueno); y M Castro (poco) (57’ Viana) (clave: Tabárez de delantero) y Fornaroli (un casi) (89’ I González) (arriba). DT: Leonardo Ramos.

Goles: 5’ H Pereira (D); 10’ Tabárez (D), de penal; 39’ Zalayeta (P); 52’ Diogo Silvestre (P); y 66’ Valdés (ec) (D).

Exp: 76’ De los Santos (D).