El micromundo del básquetbol es muy particular. El cuasi monopolio que tienen en los medios de comunicación algunos de sus integrantes convierte su voz en una preponderancia indisimulable en las masas. Y hacen estragos dentro del orbe de la pelota naranja.
Los dirigentes son parte y cómplices de este mundo, arrancándose los ojos y algunos tratando de entrar en la cancha grande. Tienen micrófono y páginas enteras a su disposición. Si no forman parte del gran circo, entrenadores, jueces y jugadores pueden salir y no volver a entrar en el verdadero show basquetbolero, el que tiene lugar dentro de la cancha. La influencia que tienen estos medios en los dirigentes asombra y asusta; son un poder paralelo.
También puede ocurrir que pongan al pueblo en contra de determinados protagonistas, como lo hizo el presidente de la Federación Uruguaya de Basket-Ball (FUBB) Luis Alberto Castillo, más conocido como Ney, con Jayson Granger.
La historia comenzó cuando el hijo de Jeff emigró a España pensando en mejorar su juego, cuando tenía apenas 16 años y la venía descosiendo en las divisiones formativas del Club Atlético Cordón y en las selecciones uruguayas. La FUBB, con Castillo a la cabeza, le negó el pase desde Cordón, por lo que la joven promesa no pudo jugar durante un año. Luego de que Estudiantes de Madrid pagara el pase por derechos de formación a Cordón, liberaron el pase. El ensañamiento con desprestigiar y hasta llegar a tratar al jugador de traidor a la patria por no venir a jugar por su selección ha sido constante en cada proceso de citaciones.
Es recurrente que algunos periodistas deportivos comparen la diferencia de compromiso entre los jugadores de los deportes más populares, el fútbol y el básquetbol. Existe una gran diferencia entre la seriedad del proyecto de trabajo entre ambos deportes. Mientras que en el fútbol un botija que va al Complejo Celeste cuenta con normas de trabajo claras, en el básquetbol no hay una cancha fija para entrenar ni un proyecto que perdure, a lo que se suma que la competencia interna es muy floja.
Son menores las chances de desarrollarse en la elite del básquetbol que en la del fútbol. Debido a eso, el hijo de Jeff estuvo siete años jugando y desarrollándose en Estudiantes de Madrid, desde las divisiones formativas hasta llegar a debutar en el primer equipo. En ese lapso también participó en el Campus para Talentos, y en 2013 jugó en la Liga de Verano (la pretemporada de la NBA) con Boston Celtics.
Es fácil hablar de la carrera de un jugador y opinar acerca del futuro y el dinero ajenos. Jayson tiene un objetivo y está muy cerca de lograrlo. A los 25 años es el base titular en Unicaja Málaga, que va primero en la Liga ACB española, después de la NBA, la mejor liga del mundo. Real Madrid y Barcelona lo tienen en la mira. Y los ojeadores de la NBA lo tienen en carpeta.
En estos largos años, Ney Castillo parece haber hecho lo imposible para desprestigiar al mejor jugador de la actualidad en el mundo. Muchas veces, sabiendo que estaba lesionado o que trataba de ganarse su lugar en su nuevo equipo, lo citaban y ante la prensa “especializada” lo despedazaban.
Ese morenito al que se veía con una pelota de básquetbol en los minutos de tiempo cuando jugaba su padre en la década de los 90 se muere por jugar en la selección. No les guarda rencor a los inamovibles derechosos que están desde hace más de una década en su sillón y son más protagonistas que los propios jugadores. Lo único que quiere es vestir la celeste en su mejor momento de su ascendente carrera.
Jayson, tu objetivo está muy cerca. Les vas a demostrar a los que ven sólo nuestro folclórico básquetbol que sos un crack.