Se terminó el sueño. Los bohemios del Prado de Montevideo, y los que andan desparramados por todo Uruguay y el mundo, vibraron y sufrieron con este equipo que dejó los colores albinegros bien en alto. Porque el fútbol se trata de ir al frente. De jugar. De tratar de ganar. Algunos creen que como sea; otros, como este equipo que ayer perdió en Avellaneda, tienen otra filosofía. Aquella que se sembró en el Parque Viera en 2011 con la llegada de Alfredo Arias al club y luego dio sus frutos hace poco menos de un año, cuando Maxi Olivera, con la leyenda de René Tito Borjas a flor de piel, clavó ese zapatazo en el Campeones Olímpicos de Florida y le dio el Torneo Clausura a Montevideo Wanderers. Lo que pasó ayer seguramente duele, pero la Copa Libertadores que hizo el bohemio fue interesantísima. Rescató, como siempre, la forma, el cómo, y además pudo mechar juveniles del club y otros buenos valores que llegaron siendo desconocidos para la mayoría. Fue 2-1 ante un grande. Es Racing, el de Avellaneda, el del gol del Chango Cárdenas en Montevideo. El de la gente sufrida pero que acompaña. Y ante todo eso, los chiquilines bohemios se pararon, levantaron la cabeza y jugaron. En la ida se les escapó el triunfo por muy poquito, y ayer, cuando estaban mejor parados que su rival y con Gastón Rodríguez bien picante en el ataque, recibieron dos golpes difíciles de neutralizar.

Sos loco, Bou

Fueron bohemios los primeros minutos del partido, y nos hicieron pensar y soñar con la hazaña. Gastón, el hermano de Maxi, comenzó siendo el mejor. Velocidad, toque y llegada al arco. Estaba muy bien parado Wanderers, y Racing parecía sentir el impacto. Pero este equipo académico, sin ser gran cosa, tiene buenos jugadores. Y uno es uruguayo: Washington Camacho, que volvía tras una lesión, puso el primer gol con un remate de derecha, esquinado y sin pararla. Eso fue a los 15; lo que vendría sería difícil de sobrellevar. Con el resultado a favor, Racing manejaría el partido, no sólo en el primer tiempo sino hasta el final. Más allá de algún avance aislado de Wanderers, Racing pasó a jugar tranquilo. Ni te digo cuando a los 39, cuando faltaba poco para que terminara el primer tiempo, apareció Gustavo Bou, que enganchó hacia adentro y remató de derecha al primer palo de Burián. 2-0 y se complicó la cuestión. Pero habría tiempo para más, porque Maxi Olivera, capitán de capitanes, la colgó del ángulo. Golazo del 13, tremendo remate de tiro libre, ¡2-1 y el sueño era posible! Fue y fue el equipo uruguayo, el empate le daría la clasificación. Ese objetivo no llegó. La última pelota la descolgó Saja en el aire y se estremeció la mitad de Avellaneda. Porque así son los equipos uruguayos: buscan la gloria hasta el final. Nunca los den por muertos.

Racing enfrentará a Guaraní de Paraguay con el objetivo de meterse entre los cuatro mejores de América, como en 1997. El bohemio pasará a pensar en el domingo, con destino en Las Piedras.

Detalles

Cancha: Estadio Presidente Perón.

Árbitros: Wilmar Roldán, Eduardo Díaz y Wilmar Navarro (terna de Colombia).

Racing (2): Chino Saja; Iván Pillud, Luciano Lollo, Yonathan Cabral y Leandro Grimi; Gastón Díaz, Ezequiel Videla, Francisco Cerro (58’ Nelson Acevedo) y Washington Camacho (volvió); Gustavo Bou (sí) (85’ Marcos Acuña) y Diego Milito (calidad) (68’ Brian Fernández). DT: Diego Cocca. Suplentes: Nelson Ibáñez, Nicolás Sánchez, Germán Voboril y Santiago Nagüel.

Wanderers (1): Cachorro Burián; Alex Silva, Gastón Bueno y Maximiliano Olivera; Martín Rivas, Santiago Martínez, Mago Santos y Diego Riolfo (69’ Chimango Reymúndez); Nicolás Albarracín (56’ Juan Cruz Mascia); Gastón Rodríguez (56’ Joaquín Verges) y Santiago Bellini. DT: Alfredo Arias. Suplentes: Carlos Techera, Matías Quagliotti, Emiliano Díaz y Jonathan Rodríguez.

Goles: 15’ Washington Camacho (R), 39’ Gustavo Bou (R).