Si el de esta noche ya era un partido muy complejo desde el punto de vista esencialmente deportivo, ayer para Uruguay -en principio, en la teoría, el que tiene más desventajas emocionales, porque juega de visitante frente a un equipo que se ha mostrado muy potente- se corrió violentamente el velo del espectáculo y pudo ver cómo condicionan las emociones humanas. Entonces se deja de pensar en los tres en el fondo o en la línea de cuatro, volantes tapones o punteros abiertos. Ya no se habla de cuántos partidos jugó Jorge Fucile en los últimos meses, de la condición de cabeceador de Sebastián Coates y de cómo parar a Alexis Sánchez; sanamente, el interrogante se traslada al estado de ánimo de un compañero que sufrió a distancia el impacto de una tragedia familiar que involucra no sólo a la suya, sino fundamentalmente a la de la víctima.

Entonces, también sanamente, deja de importar si nuestro crack juega o no juega, si no cómo está y qué decisión toma, sobre la base de que ninguna de ellas será buena, y tal vez sólo se acerque a la menos mala. Muchos, sobre todo sus compañeros de estas horas, se preocupan más por acompañar y tratar de mejorar el estado de ánimo de Edinson Cavani que por su presencia física en la cancha, su aporte o su ausencia. Entonces, no es que estemos meados por los elefantes porque nos pasa esto o lo otro y sin embargo seguimos, sino que nuestra esencia humana tiene fuerza para romper el carácter de espectáculo y valorar las dos situaciones -la tragedia de un compañero y la gloriosa instancia deportiva-, manejándolas en dos dimensiones que se cruzan, se juntan y se separan.

Como dijeron tanto el director técnico como sus compañeros, Cavani decidirá hoy si juega esta noche frente a Chile. No obstante, su permanencia en Santiago parece indicar que el jugador ha entendido que lo menos malo será tratar de aportar junto con sus compañeros.

Así las cosas, seguramente veamos a un equipo uruguayo que intentará neutralizar a un rival rico en fútbol y con gran embalaje emocional, que procurará controlar el juego y las situaciones y tratará de lastimar con las armas que ya son su marca registrada: la velocidad de respuesta en contraataque y el aprovechamiento absoluto de las jugadas de pelota quieta. Ya dijo Tabárez ayer, en la conferencia de prensa en el Estadio Nacional, que no anunciaría ni equipo ni estrategia. “Ellos dicen que ‘es una final, jugamos una final, jugamos la final’. Desde el punto de vista de la actitud, ha sido la correcta, y yo tengo confianza en eso también. Obviamente, lo que siempre corona esa actitud es el juego, un buen juego. Es atrayente este tipo de partido, y esperemos disfrutar. Y disfrutar es aprovechar la oportunidad de estar ahí para jugar como nunca”, sostuvo.

Como se sabe, hoy a las 20.30 comienzan los cuartos de final de la presente edición de la Copa América. Los partidos en esta instancia deben terminar con un ganador, y si hay empate al final de los 90 minutos, habrá definición por penales. Aparentemente Uruguay jugará con Fernando Muslera; Maximiliano Pereira, José María Giménez, Diego Godín y Jorge Fucile; Carlos Sánchez, Álvaro González, Egidio Arévalo Ríos, y Cristian Rodríguez; Diego Rolan y Edinson Cavani. Chile aparentemente tendrá a Eugenio Mena y no a Jean Beausejour marcando en el lateral, por una decisión del argentino Jorge Sampaoli de fortalecer lo defensivo entre las dos opciones de jugadores. La roja entonces jugaría con Claudio Bravo; Mauricio Isla, Gary Medel, Gonzalo Jara y Mena; Charles Aránguiz, Marcelo Díaz, Arturo Vidal y Jorge Valdivia; Alexis Sánchez y Eduardo Vargas.

La vida siempre trasciende a un partido de fútbol, pero también, muchas veces, un partido de fútbol fortalece el camino de la vida. Vamo' arriba, como siempre.