Los sondeos muestran como favorito al candidato del gobernante Frente para la Victoria (FpV), Daniel Scioli, y su principal opositor, el jefe de gobierno porteño saliente, Mauricio Macri, lo sigue a unos diez puntos porcentuales de diferencia. Para disminuir la distancia, Macri intenta despolarizar la campaña y meterse en terrenos kirchneristas, por lo que abandonó el discurso del cambio radical y del liberalismo puro.

Massa, que de momento parece relegado a un lejano tercer puesto, pese a que había logrado derrotar al FpV en las legislativas de 2013, apuesta a un giro a la derecha y a criticar a sus rivales. El fin de semana dijo que Macri “venía hablando de cambio, cambio, cambio, pero el que cambió fue él”. Es que al impulsor del Cambio justo (así se llama el libro de Massa, publicado en mayo), que insiste en que él no cambiará todo, sino lo “justo”, el giro de Macri no le viene bien.

Pero ya hace tiempo que Massa dejó las medias tintas. Su último spot de campaña genera angustia: recuerda la crisis de 2001, la muerte del fiscal Alberto Nisman, reproduce a la presidenta Cristina Fernández diciendo que a ella hay que tenerle “un poquito” de miedo. Aparece un bebé que llora mirando todo esto por la tele y se lee el lema “El odio se va. El futuro nos pide un país unido”. Sin embargo, Massa continúa atacando a sus rivales, que en general lo ignoran porque ya no es un candidato peligroso.

Sí le respondieron cuando retomó un viejo reclamo de la oposición que el ex kirchnerista hizo propio: establecer, por ley, que las jubilaciones equivalgan, por lo menos, a 82% del salario mínimo. Desde 2010, el gobierno de Fernández se opone a esta medida. Considera que no es razonable y que llevaría a una situación de quiebra a la Administración Nacional de Seguridad Social (Anses). Pero Massa, que dirigió ese organismo, asegura que eso es posible y así se lo prometió a quienes lo voten. “El gobierno no quiere pagar el 82% [...] porque usa los fondos de la Anses para otra cosa”, dijo, y agregó que ese dinero sirve “para comprar dólares”.

“Es una irresponsabilidad prometer algo que el sistema hoy no podría afrontar, pese a contar con un pequeño superávit”, respondieron voceros del equipo de Macri, consultados por el diario Clarín. Pero el líder del Frente Renovador está apostando a la masa de votantes que representan los jubilados, aunque ésa es sólo una de sus propuestas. El candidato decidió que le dedicará una semana a cada medida de gobierno. Ayer insistió con ese tema. “Al gobierno le interesan más los presos que los jubilados”. Se refería a que los presos cobran el salario mínimo por el trabajo que realizan durante su detención, y esto implica un monto superior a la jubilación mínima.

También lanzó otras ideas, como la de tipificar el delito de corrupción, que no prescriba y que la pena mínima por cometerlo sea de cinco años de cárcel, una forma de responder a los escándalos que salpican al FpV y al partido de Macri, Propuesta Republicana.

El tema que atraviesa la campaña de Massa es la idea de imponer “mano dura”, en particular contra la inseguridad. Ya estaba presente en 2013, pero ahora el tono es más duro y el dirigente multiplica las frases hechas para impactar en los votantes. Está apostando fuerte a su feudo, la provincia de Buenos Aires, donde había logrado el apoyo de muchos intendentes, de los cuales unos cuantos volvieron desde entonces al kirchnerismo. En ese territorio, donde se concentra más de un tercio de los votos del país, su equipo de campaña explicó a La Nación que apuestan a los lugares más carenciados y en los que mucha gente es oficialista. Lo hace en “megacaravanas” en las que recorre la provincia de Buenos Aires. “Es la batalla que el macrismo no da, porque no entra en los barrios más humildes. Estamos yendo a zonas donde no va nadie”, dijeron integrantes de la campaña de Massa.

El 9 de agosto, en las Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias (PASO) de UNA, Massa competirá con el gobernador de Córdoba, José Manuel de la Sota, y en esa votación espera reducir la diferencia con Macri y Scioli, para que la elección de octubre no sea vista como una lucha entre estos dos.

Para eso, Massa apuesta a lemas tales como “Cambiar miedo por seguridad” o “El crimen está organizado, el Estado no”. Su discurso también pasa por la Justicia, a la que acusa de ser muy laxa, al igual que a Scioli y Macri, y les reprocha que “no hablan de inseguridad”. Hace un tiempo dijo: “La gente está harta de vivir con la inseguridad y de sentirse desprotegida por la falta de justicia en la Argentina, una Justicia que parece ciega. Nosotros queremos [cadena] perpetua para que se terminen las excarcelaciones de violadores porque los jueces miran para otro lado”.