Tras su actuación de ayer en los Juegos Parapanamericanos de Toronto, el judoca artiguense no vidente entró en la historia del deporte uruguayo. Con esta nueva clasificación y sumando las participaciones que el atleta tuvo en Atenas 2004 y Pekín 2008, Henry Borges es el primer y único atleta del judo, incluyendo convencionales y paralímpicos, que disputará en tres ocasiones en Juegos Olímpicos. Además, con la medalla lograda también es el primero en su deporte en colgarse del pecho un oro, ya sea en convencionales o en parajuegos.

La final fue contra el argentino Eduardo Gauto, luego de un día intenso y lleno de peleas. Ya se sabía clasificado para Río de Janeiro porque estaba dispuesto en el reglamento que tanto el oro como la plata obtendrían los pasajes para Brasil. Pero la historia tenía un capítulo más que contar: wazari y yuko para el uruguayo, y saltos de emoción. Abrazo apretado con su entrenador, Iván Duarte, y la delegación celeste festejó en pleno.

La jornada de combates arrancó de mañana. Primero fue el turno de enfrentar al colombiano Juan Castellanos, a quien venció tras realizarle un yuko. En la segunda lucha Henry se midió con el canadiense Justin Karn, quien cometió dos penalizaciones y por eso el uruguayo le ganó el combate. Con eso ya se había asegurado la medalla, pero iba por todo: la clasificación a los Juegos Olímpicos. Apareció en semifinales el yanqui Ron Hawthorne y el uruguayo le ganó la pelea por ippon.

Antes de su partida hacia Toronto, Henry Borges conversó con la diaria. Henry nació en la ciudad de Artigas hace 32 años. A los seis meses de vida padeció de meningitis y sobrevivió luego de estar un mes en coma. La secuela que la enfermedad le dejó fue una discapacidad visual. Al principio no veía a distancia, luego quedó ciego. Como en la ciudad norteña no había escuela que reuniera las características necesarias para una buena inclusión y educación, Henry llegó a Montevideo: 665 kilómetros de ruta de la de antes, en ómnibus de los de antes; era un niño de nueve años. Dicen que el camino templa el carácter. Instalado en Montevideo, luego de un tiempo de internado en una escuela para ciegos, se fue a vivir con sus tíos a Belvedere. Aproximadamente un año después, Henry empezó a aprender judo.

En aquella ocasión, cuando se refirió a la posibilidad de entrar en la historia del deporte olímpico, dijo: “Es lo que menos me importa”. El tipo quería pelear, como la vez en que quiso ganarse la clasificación a los Juegos Olímpicos de Londres 2012 y, por aberrantes problemas dirigenciales, no pudo concurrir. Casi abandonó la práctica del deporte. Pero la lucha paga, y hoy las cosas están en su sitio.