Plaza, que hace bien poco salió del freezer de la ex B detrás del consagrado Liverpool, se dio el gusto de sumar sus primeros puntos ante el equipo al que escoltó en el último torneo de Segunda División. Con menores niveles de inversión y de expectativas que su rival, los de Eduardo Espinel se llevaron de Montevideo un valiosísimo 2-1 y metieron el primer paso largo en una tabla del descenso a la que los otros dos ascendidos aún no le ofrendaron victorias.
Intentaron jugar y sorprendieron por la soltura de los primeros minutos, cuando la altura de la cuchilla ya quedaba expuesta a un viento frío de efecto paralizante hasta para las ideas. Entonces produjeron lo poco lindo que pudo verse bajo el cielo gris del domingo. Actualizaron nuestro concepto de Sergio Leal: aquel buen delantero que hace años surgió en Peñarol ahora asume su vejez futbolera llegando desde atrás y armando. Para explosión, están Federico Puppo y el interesantísimo Nicolás Dibble, encarador empedernido con proyección en la cancha y el futuro. No es que Liverpool los haya padecido particularmente. Pero, en un trámite pobre, sus aciertos hicieron que en el primer período la pelota estuviera más cerca del área de Jorge Bava que de la de Kevin Dawson.
Se acentuó una sensación nacida en la primera fecha: Liverpool juega poquito. Cuando más lo hizo, fue en la apertura del complemento. Entonces salió a empatar porque, en un partido en el que los goles nacieron de jugadas de pelota quieta, Puppo abrió la cuenta justo antes del entretiempo y tras un tiro libre de Alejandro Villoldo. Pero Christian Almeida igualó rápido e ilusionó al público locatario. Maxi Cantera demostraba lo difícil que es bancarlo y Paulo Pezzolano encontraba más eco. Andrés Rodales trepaba y Junior Arias corría todas, pese a que cargaba con un mano a mano errado temprano.
Sin embargo, Verzeri sacó a Cantera y puso a Renato César. Pareció un error. Plaza recuperó la tranquilidad. Creció el juego de los volantes Cristian Malán y Villoldo. El zaguero Carlos Rodríguez aprovechó un córner para marcar el gol decisivo. En adelante, se lució en el juego aéreo defensivo junto a su compadre Germán Ferreira. Pese los ingresos de los delanteros Jonathan Candia y Facundo Barcelo, Liverpool ya no tuvo jugadas claras.
El partido se fue con el mismo Plaza que, hace un año y cuando su campaña no insinuaba el ascenso conseguido, tras su penúltima visita a Belvedere volvió por la ruta 1 con un doloroso 7-1 en la bolsa. Pero la revancha fue en Primera y activó esa frase que distintas radios porteñas filtran en el aire coloniense desde hace como 30 años: “La venganza será terrible”.