La tarde era soñada. Los toques abundaban, los espacios aparecían, y el buen pie no paraba de vibrar. Con calidad, con esmero, con talento, y con mucho criterio, Racing manejó los primeros movimientos del partido y mostró un fútbol realmente sólido. Probó Diego Zabala, apareció Jean Pierre Barrientos de taco y dos consecutivas de Líber Quiñones, pero siempre ahogó Nicola Pérez, que en ningún momento dudó.
River estaba golpeado, y se notaba. El juego práctico no apareció en ningún momento, pero sí la inteligencia. El amor propio fue clave (no es fácil levantarse después de una goleada clásica). Saber aprovechar los errores del rival y leer el partido a la perfección fue lo que le permitió al equipo de Juan Ramón Carrasco llevarse tres enormes puntos, que le dan aire en el Apertura.
En el mejor momento de los de Sayago, cuando cada jugada era una estampida por las bandas, River se pasó de vivo. El que volvió hace unos días, tras haber estado de gira en América Central con la selección y debutar oficialmente, demostró que tiene con qué hacer soñar a su equipo y aclaró por qué el Maestro Tabárez cuenta con él. Con un tremendo bombazo, quizá con destino de centro, el Pelo Michael Santos marcó un golazo, que encandiló al Loco Jorge Contreras y a todo el juego de Racing, que, a partir de ese momento, falleció.
Si bien el juego de los de Darío Larrosa fue de entera posesión, tras ese gol tempranero la pelota fue maniatada en varias jugadas de contra albiverde, y eso hizo que River tuviese tiempo de acomodarse. El empate no tardó, y fue justo. Diego Didi Zabala, el mejor del partido en el primer tiempo, puso el 1-1 tras un precioso pase del lateral Franco Romero. En el mano a mano el volante definió con un toque sutil, ante la salida de Pérez, que sólo en ésa falló.
Con ese acomodo y esa buena noticia, Racing volvió a sucumbir. El partido había caído en un pozo, que más bien ganaba el cervecero en esa pareja pulseada. Pero otra vez un error fue la clave circunstancial para la puesta en ventaja darsenera. En un tiro de esquina a favor de los de Carrasco, el Morro Santiago García apareció solo en el área, algo que nunca se le puede permitir a un goleador como el ex tricolor, al que la bocha le cayó justo en el coco para poner de cabeza el 2-1. Sin referencia de marca y sin un arquero amo del área chica, River Plate se fue al descanso con la victoria, habiendo llegado muy poco al área rival.
El complemento fue malo. JR fue inteligente y les cedió terreno a los visitantes, quienes no volvieron a encontrarse con su juego. Probaron, y probaron, pero el arquero Nicola Pérez siguió respondiendo de buena manera. La más clara fue un cabezazo del Gordo Quiñones, que el golero sacó del ángulo. Racing tuvo la pelota, es cierto, pero sin profundidad y con pocas ideas. Con esos espacios, River Plate aprovechó y, con sabiduría, pudo golear a los de Sayago. Un tiro libre estrellado en el ángulo del Zurdo Diego Rodríguez, y un regalo del Loco Contreras al Pelo Santos, podrían haber liquidado el pleito de antemano, pero fue recién al final que Bruno Montelongo, de contra tras una buena habilitación de Ángel Rodríguez, puso el 3-1 definitivo ante la parsimonia de la defensa visitante.