Las protestas populares de los últimos meses en Guatemala no sólo lograron que el ahora ex presidente Otto Pérez Molina se quedara sin sus fueros y tuviera que renunciar, acusado de corrupción. Los cambios en la política guatemalteca condujeron también a las sorpresas que dio una elección que parecía jugada de antemano.

Desde hacía meses todos -y las encuestas en particular- daban por hecho que en el lugar de Pérez Molina sería electo el ex diputado Manuel Baldizón, candidato del partido de derecha Libertad Democrática Renovadora (Lider). Sin embargo, las acusaciones de corrupción en contra de varios de los diputados de su partido y de su candidato a vicepresidente, y una participación electoral histórica en el interior rural y en todo el país (70,68% del padrón), lo sacaron de la segunda vuelta.

El más votado el domingo, Jimmy Morales, se perfiló como un outsider después de que estallara el escándalo de corrupción que afectó a Pérez Molina, pero las encuestas le atribuían un segundo lugar. Sin embargo, con 98,13% de los votos escrutados, era ayer el amplio ganador, con 23,9% de los votos. Ese logro del candidato de la alianza Frente de Convergencia Nacional fue visto como una expresión de rechazo de los guatemaltecos a la dirigencia política vinculada con la corrupción -y esto se registró en particular en los habitantes de las áreas urbanas, según el medio digital guatemalteco Nómada-.

Morales es ajeno a la política, de confesión evangelista, y un actor cómico muy conocido por su programa Moralejas, emitido desde hace años por televisión abierta, en el que interpreta a un guatemalteco de clase media.

Su rival en segunda vuelta, Torres, se divorció de Colom en 2011, durante su gobierno (2008-2012), porque en Guatemala ser la esposa del presidente es un impedimiento para postularse a ocupar su cargo. Pero su candidatura fue rechazada esa vez porque la separación era demasiado reciente. Ahora la ex primera dama pudo competir, se benefició del voto del interior del país y alcanzó 19,66% de los sufragios. El recuento parcial le daba apenas unos 4.000 votos de diferencia con Baldizón, el tercero.

Torres, originaria del departamento El Petén, uno de los más rezagados del país, cuenta con un muy buen apoyo en el interior rural, que logró en parte gracias a los programas asistencialistas que desarrolló como primera dama durante la presidencia de Colom, al que animó años antes a salir de su alianza con partidos vinculados a ex guerrilleros para fundar UNE.

Aunque Torres y su perfil socialdemócrata eran vistos como un “mal menor” por los guatemaltecos más de izquierda, su partido no está libre de acusaciones de clientelismo y corrupción, tal como estableció un reciente informe de la Comisión Internacional contra la Impunidad en Guatemala, de la Organización de las Naciones Unidas, según el cual el narcotráfico aportó fondos a la campaña de Colom de 2007.

Debido al escaso margen de diferencia entre Torres y Baldizón, el juez del Tribunal Supremo Electoral, Julio René Solórzano, evitó proclamar ayer quién disputará la segunda vuelta y dijo que “aún no está” definida la fecha en la que se publicarán los resultados definitivos.

Pero Torres ya había proclamado su victoria en conferencia de prensa. “La primera vuelta la ganó él [Morales], pero la segunda la gano yo”, dijo la dirigente. También Morales habló públicamente ayer. Descartó aliarse con partidos acusados de corrupción y dijo que “Guatemala ya despertó”. Acerca de sus rivales, antes de que se conociera la victoria de la dirigente de UNE, agregó: “Cualquiera de los dos [Torres o Baldizón] sería lo mismo, porque están acostumbrados a las campañas negras. Son lo mismo”.