Ana de Salterain: Señor Sendic, ¿puso la alarma del auto?

Raúl Sendic: Sí.

Ana de Salterain: ¿Seguro?

Raúl Sendic: Ahora me entró la duda.

Ana de Salterain: Ah, perdón, me dicen sus representantes que lo trajeron en una camioneta.

Raúl Sendic: No entendí.

Ana de Salterain: No importa, no importa, vamos a seguir porque esto va a ser largo. ¿Tiene alguna documentación que acredite su título de licenciado?

Raúl Sendic: Sí, pero no la encuentro. Creo que la dejé en el auto.

Ana de Salterain: ¿En el de su propiedad o en el que lo trajo?

Raúl Sendic: No entiendo.

Ana de Salterain: Deje, no se preocupe. Ya se la deben haber robado. ¿Me podría decir en qué consistió su formación académica en Cuba?

Raúl Sendic: Si quiere, puedo ir a buscar la documentación al auto.

Ana de Salterain: Olvídese de la documentación, hágame el favor, lo que le estoy pidiendo ahora es que me cuente en qué consistió su formación académica en Cuba.

Raúl Sendic: Estudié medicina y genética humana. Esto último lo puedo probar con esta carta que me envió mi padre en aquella época, que expresa lo siguiente: “Raulito, me dice tu madre que querés estudiar genética humana. Me encanta que tengas una vocación en esta vida, pero creo que deberías buscar alguna otra cosa. La genética humana es apasionante, pero vos desde chiquito tenés un carácter... ¿cómo decirlo?, disperso, y quizás te resulte un poco complicada. ¿Será tan necesario que hagas una carrera? Creo que con esa pintacha que tenés no te va a costar encontrar una mujer con dinero que se quiera casar contigo y te mantenga”.

Ana de Salterain: Pero ¿usted qué hizo después de recibir esa carta?

Raúl Sendic: Me anoté en un curso de genética humana. ¿Por?

Ana de Salterain: No importa, no importa. Lo que importa es que ya podemos descartar el accionar de mala fe. Ya es algo.