La situación de los ciudadanos sirios y de otros países de Medio Oriente que viajan a Europa huyendo de los conflictos bélicos es cada vez más crítica. Los rechazos que genera en el viejo continente la presencia de refugiados ha hecho que el problema “se multiplique exactamente por dos”, relató un representante de la Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados. “Ya se están registrando los primeros casos de inmigrantes que se quieren volver a sus países porque creen que Estado Islámico no es tan peligroso como la derecha europea. O sea que la ruta de la inmigración y todos sus peligros ahora mide el doble”. El último episodio de esta crisis fue el cierre definitivo de “La Jungla”, un campamento ubicado en el norte de Francia que albergaba a refugiados que pretendían cruzar a Reino Unido. Un vocero del gobierno francés aseguró que “el escenario es complicado, pero se está trabajando en lo que se espera que sea una solución definitiva a la crisis. El norte de Francia no es un lugar lindo para vivir, y menos en un campamento. Tenemos un proyecto muy avanzado para llevar a quienes vivían en “La Jungla” a zonas más cálidas y divertidas”, declaró. Fuentes de Bruselas citadas por el periódico galo Le Monde explicaron que la solución pasaría por instalar campamentos para refugiados en el centro de Italia, más concretamente en las comunas de Sellano y Accumoli. “Son zonas muy lindas y con un gran potencial que últimamente han visto cómo su población descendía, seguramente porque sus habitantes encontraron oportunidades de desarrollo profesional en las ciudades grandes”, explicó una de las fuentes consultadas. Algunas organizaciones defensoras de los derechos humanos denuncian que el objetivo de las autoridades europeas es utilizar a los refugiados para repoblar las zonas que han sido devastadas por dos terremotos, uno el 24 de agosto y otro el miércoles. “Quizá haya algo de eso, pero no nos olvidemos de que esa gente está acostumbrada a vivir entre escombros”, reconoció un funcionario del gobierno italiano.