La campaña presidencial estadounidense dio un giro a días de las elecciones. Durante varias semanas pareció que Trump llegaba más golpeado a esta altura de la campaña, después de perder los tres debates, enfrentar múltiples denuncias de acoso sexual y ser cuestionado por maniobras impositivas turbias. Pero la distancia que lo separaba de Clinton en las encuestas -que la demócrata lideró durante todo el proceso- empezó a acortarse en los últimos días y en especial a partir del viernes.

Ese día, el director del FBI, James Comey, informó al Congreso que analizaría nuevos correos electrónicos vinculados con la investigación sobre el manejo de material clasificado en un servidor privado que Clinton realizó cuando era secretaria de Estado. También dijo que todavía no se sabía cuál era la relevancia de esos correos. El FBI inició el lunes la búsqueda, que se centra en los correos electrónicos de la mano derecha de la demócrata, Huma Abedin. El objetivo es determinar si los documentos de Abedin contienen información clasificada y si son nuevos respecto de los 30.000 ya examinados en la investigación inicial. Si lo son, las cosas se podrían complicar para Clinton -o para su asistente-, por haber ocultado información.

Los nuevos correos fueron descubiertos en una investigación independiente sobre Anthony Weiner -ex pareja de Abedin-, que habría enviado mensajes de texto de contenido sexual a una adolescente de 15 años. En julio, el FBI había resuelto que no presentaría acusaciones contra Clinton por el caso de los correos, si bien Comey la criticó en ese entonces por hacer un uso “descuidado” de sus comunicaciones.

Dirigentes del Partido Demócrata y asesores de Clinton criticaron a Comey por revelar la investigación a pocos días de las elecciones y le pidieron que divulgue los detalles de los correos lo antes posible. El líder de la bancada demócrata en el Senado, Harry Reid, acusó al director del FBI de violar la ley que prohíbe a un funcionario del gobierno “influenciar” una elección, mientras que el jefe de la campaña de Clinton, John Podesta, lo criticó por informar al Congreso sobre los correos antes de saber si eran relevantes. “Comey tiene que dar la cara y explicar por qué tomó esta medida sin precedentes, cuando él mismo dijo que estos correos podrían no ser significativos”, dijo Podesta.

En tanto, el jefe de la campaña de Clinton, Robby Mook, cuestionó al director del FBI por comunicar sobre el caso contra la demócrata pero no haber publicado información sobre el papel de Rusia en las elecciones estadounidenses. “Si usted está en el negocio de divulgar información sobre investigaciones a candidatos presidenciales, divulgue todo lo que tenga sobre Donald Trump. Divulgue información sobre su relación con los rusos”, dijo Mook en declaraciones a la cadena CNN. El lunes, el diario The New York Times informó que el FBI no encontró ningún vínculo entre el candidato republicano y el gobierno ruso, luego de investigar a los asesores más cercanos a Trump, indagar sus conexiones con empresarios rusos y buscar a los responsables de los recientes ataques informáticos contra el Partido Demócrata.

Clinton se refirió a las afirmaciones de Comey el sábado, en un acto en Florida: “Es bastante extraño sacar algo así, con tan poca información, justo antes de la elección [...] De hecho, no sólo es extraño: no tiene precedentes y es profundamente inquietante”. En el mismo acto, Clinton pidió a Comey que “ponga todo sobre la mesa”, porque “los votantes merecen los hechos plenos y completos”.

El anuncio del viernes por parte de Comey causó tanto revuelo que casi opacó el artículo de The New York Times publicado ayer que acusa a Trump de utilizar estrategias “legalmente dudosas” para evitar pagar impuestos al no declarar millones de dólares en ingresos. De acuerdo con este diario, el empresario forzó en 1990 a varios de sus acreedores a que le perdonaran las deudas después de declarar en bancarrota sus tres casinos de Atlantic City. La agencia impositiva de Estados Unidos considera la deuda perdonada como un ingreso, por lo que Trump debió haber declarado ese dinero. Sin embargo, el empresario intercambió la deuda por acciones corporativas, una maniobra que el Congreso eliminó hace más de diez años. La portavoz de la campaña de Trump, Hope Hicks, se limitó a responder que la información difundida es un “malentendido” por parte del diario o una “mala interpretación intencional de la ley”.

Se dio vuelta

Todavía es muy pronto para analizar el daño que pudo provocar en la campaña de Clinton la vuelta del escándalo de los correos electrónicos. Sin embargo, por primera vez desde mayo, una encuesta muestra a Trump ocupando el primer lugar. El sondeo, divulgado ayer por el diario The Washington Post y la cadena ABC, posiciona al republicano en primer lugar con un apoyo de 46%, frente a 45% de Clinton. El fin de semana anterior, el mismo estudio daba a Clinton 46% y a Trump 45%. Hace más de una semana, la demócrata le llevaba al empresario 12 puntos de ventaja. Otro sondeo de Ipsos para la agencia de noticias Reuters, publicado el lunes, mostró un leve descenso de la ex senadora, aunque mantiene una ventaja de cinco puntos.

En cambio, Clinton supera cómodamente a Trump -con 15 puntos- en los votos que ya se emitieron de manera anticipada en las últimas dos semanas, según datos del proyecto Estados de la Nación de Ipsos y Reuters. Aunque los detalles no están disponibles para todos los estados que realizan la votación anticipada, Clinton tiene ventaja en algunos de los que cambian de partido de elección a elección, como Ohio y Arizona, y también en bastiones del Partido Republicano, como Georgia y Texas.

Por otra parte, una encuesta divulgada el lunes por el grupo Remington dio a Trump una ventaja de cuatro puntos en Florida. Este estado es clave por la importante cantidad de votantes que tiene registrados -12 millones- y porque aporta 29 votos al Colegio Electoral.

Hasta el jueves 27 de octubre, Clinton tenía 95% de posibilidades de obtener los 270 votos del Colegio Electoral que necesita para asegurarse la presidencia, según los resultados del sondeo Estados de la Nación. Este estudio, realizado antes de que resurgiera la polémica de los correos, estima una victoria para la demócrata de 320 votos contra 218.

El análisis general de estos resultados muestra que, a días de las elecciones, la contienda está más reñida que nunca y que el resultado es incierto. De hecho, los analistas políticos todavía no se animaron a decir quién podría convertirse en presidente. Los últimos resultados también reflejan la volatilidad del electorado estadounidense, en unas elecciones fuera de lo común.