En su estreno por los puntos en 2016, Peñarol obtuvo un agónico triunfo sobre un más que meritorio Cerro en el Parque Viera. El duelo, que tuvo a dos técnicos que debutaban oficialmente, el Polilla Jorge da Silva en el banco aurinegro y Gustavo Ferrín en el albiceleste, fue entretenido y vibrante de principio a fin.
Ni acomodarse nos dejaron, porque al minuto clavado de juego el volante argentino Tomás Costa, una de las apuestas del ex entrenador aurinegro, Pablo Bengoechea, la mandó a guardar con un derechazo increíble desde fuera del área que se metió en el ángulo inferior derecho de Sebastián Fuentes. Fue un golazo de laboratorio: el centro lo mandó Diego Forlán con un tiro de esquina y le puso la pelota con efecto en su empeine diestro. El argentino sacó un zapatazo de primera y la comba fue inatajable para el golero cerrense.
Peñarol ganaba 1-0 y eso le daba tranquilidad para empezar a manejar el tiempo del partido con la ventaja en el marcador. Al toque, Forlán tuvo el segundo en dos ocasiones: primero, desde fuera del área, con un disparo al estilo Sudáfrica 2010 con la Jabulani, pero la volada de Fuentes fue maravillosa; después, una notable combinación en ataque, pase al medio incluido, que derivó en otra tapada de Fuentes a boca de jarro.
El dominio era exclusivo de Peñarol y eso parecía indicar que el segundo gol no tardaría en llegar. Pero el fútbol es entre dos oponentes, y los villeros de Gustavo Ferrín de a poco se sacaron de arriba la presión del ataque aurinegro y lograron salir de su área. El lateral Agustín Sant’Anna se proyectó por la derecha y empezó a generar peligro en asociación con el de Conchillas, Luis Urruti. Hugo Silveira esperaba en el área algún bochazo, y Gonzalo Ramos y el capitán Richard Pellejero comenzaron a manejar la pelota por el piso. Eso generó el ida y vuelta de los dos y el desorden en el sector medio de la cancha. Urruti sin dudas era el más peligroso, por la derecha, y durante todo el primer tiempo él y Sant’Anna complicaron muchísimo la espalda de los zurdos aurinegros Guillermo y Gianni Rodríguez.
A jugar con Hugo
El segundo tiempo empezó con otra notable combinación entre Maximilano Rodríguez y Forlán, que tuvo como respuesta otra buena reacción de Sebastián Fuentes. Pero Cerro no sólo emparejó las acciones, sino que inclinó la balanza a su favor y consiguió el empate con un golazo de Huguito Silveira, que primero remató y encontró las manos de Gastón Guruceaga, pero en el rebote ensayó una media tijera de zurda que colocó la pelota en el ángulo izquierdo del golero aurinegro.
El empate trajo aparejado otro partido. Creció en emociones y abundaron las jugadas peligrosas. El empate dejó a los de Da Silva en un estado de conmoción que casi les cuesta el partido. Cerro se hizo fuerte y lo atacó y lo atacó y lo atacó, y si no fuera por Guruceaga el segundo podría haber caído poco después del empate.
Peñarol hizo lo que pudo y atinó a que Forlán pateara de todos lados. Y el 10 probó, pero Fuentes no se cansó de volar y sacó absolutamente todas las pelotas que pateó al arco el rubio delantero, que terminó convirtiéndose en la figura aurinegra del partido. El golero de Cerro fue uno de los mejores de Ferrín, pero también hubo buenos valores: Hernández, Sant’Anna y Urruti.
El final del partido fue vibrante y Fuentes siguió siendo el puntal de la villa del Cerro. El empuje aurinegro -el que proporcionan las ganas y la gente- metió a Cerro en el área, y el dominio final fue mirasol, como lo había sido al inicio, aunque en el análisis global los albicelestes habían sido más. Y es fútbol, viejo. Un centro en el área de Cerro puso a ganar a los de Da Silva por un gol en contra de Lucas Hernández, que había jugado bárbaro; una lástima.
2-1 en la hora y la punta de la anual para los carboneros, que empezaron bien el Clausura, aunque hubo varios momentos que dejaron dudas. Lo de Cerro fue brillante; lo del artiguense Guruceaga, también.