Un nuevo conflicto diplomático a raíz de ejercicios con armas nucleares enfrenta a Corea del Norte con su vecino del Sur. La escalada comenzó cuando el régimen de Kim Jong-Un lanzó seis misiles nucleares en sus costas. En respuesta, desde Seúl realizaron el ejercicio más grande de los últimos años, con la participación de 300.000 soldados surcoreanos y 17.000 estadounidenses. “Obviamente que todos esos soldados no servirían para nada en caso de una guerra nuclear. Los entrenamos en el uso de palos y piedras. Si Albert Einstein tenía razón con lo de las ondas gravitacionales, seguramente también tiene razón con eso de que la cuarta guerra mundial se va a pelear con palos y piedras, y queremos estar preparados”, aseguró un funcionario del gobierno surcoreano.

Desde Pyongyang rechazaron que el lanzamiento de misiles haya sido una provocación. “¿Nuestros enemigos creen que seríamos tan bestias como para lanzar misiles dirigidos a nuestras costas, cuando existe un riesgo tan grande de que esas antigüedades terminen impactando en nuestras ciudades? Lo que seguramente ocurrió el jueves fue que algún ratón de los que inundan los controles de nuestro arsenal nuclear se comió un cable y provocó un cortocircuito”, aseguró un representante de la cancillería norcoreana.

Pero este argumento, utilizado para justificar el lanzamiento del jueves, también sirvió como base de la amenaza realizada luego del ejercicio conjunto de Estados Unidos y Corea del Sur. “Si amenazan nuestra seguridad vamos a lanzar un ataque nuclear indiscriminado. Y no es porque queramos involucrar al resto del mundo en nuestros conflictos. Lo que pasa es que nosotros disparamos los misiles pero no tenemos idea de dónde caen. Ante cualquier ataque vamos a responder con armas en tal mal estado que podrían caer en Seúl, Washington o el lago Titicaca. Las manchas de óxido en los misiles no aparecen en las fotos porque las tapamos con Photoshop, pero en algunos casos agujerean las carcasas”, advirtió Kim Jong-Un.