El domingo, 23 millones de peruanos elegirán a la persona que presidirá el país hasta 2021. Además, elegirán dos vicepresidentes, 130 legisladores y los 15 representantes del Parlamento Andino. Los últimos sondeos de intención de voto que fueron difundidos -por ley, se podían publicar hasta el domingo- muestran que el ex ministro Kuczynski y la diputada Mendoza se disputan el segundo puesto, que les permitiría enfrentarse en un balotaje a Fujimori, quien en las encuestas no supera el 50% de los votos necesarios para acceder a la presidencia en la primera vuelta. Estos estudios arrojan otro dato: en el balotaje, que está previsto para el 5 de junio, Fujimori vencería a cualquiera de sus eventuales rivales. Los resultados confirman el liderazgo de la candidata de Fuerza Popular y también reflejan el ascenso de Mendoza, que para muchos es la candidata que mejor encarna el antifujimorismo.

La última encuesta de la empresa CPI, difundida el domingo por Radio Programas del Perú, muestra que Fujimori está a la cabeza con 37,3% de apoyo, seguida por el ex ministro Kuczynski con 15,4%. Pisándole los talones, en la tercera posición aparece la líder del Frente Amplio, Mendoza, con 13,7%. El otro sondeo, realizado por la encuestadora Ipsos y publicado el mismo día por el diario peruano El Comercio, posiciona a la hija mayor del ex presidente Alberto Fujimori en el primer lugar con 34,4% de los votos, en el segundo a Kuczynski con 16,8% y después a Mendoza con 15,5%. En este escenario, los medios peruanos hablan de un “empate técnico” entre Kuczynski y Mendoza, las principales amenazas para el fujimorismo, aunque no las únicas.

Otro obstáculo que Keiko tuvo que enfrentar en las últimas semanas tiene que ver con las denuncias en su contra por entregar dinero durante la campaña, una acción que está prohibida por la nueva ley electoral peruana y que puede ser penada con la exclusión del proceso electoral. Por ese motivo fue excluido hace un mes el empresario y candidato César Acuña.

El viernes, el Jurado Nacional de Elecciones (JNE) mantuvo la decisión del Jurado Electoral Especial de Lima, que rechazó el pedido de impugnación a la candidatura de Fujimori por una supuesta entrega de dinero durante un concurso de baile que organizó la juventud fujimorista. Sin embargo, el legislador Heriberto Benítez -del Partido Solidaridad Nacional- anunció que presentará un recurso extraordinario para que se siga investigando el caso.

La campaña de Keiko también se vio afectada cuando el domingo, entre los miles de documentos que revelaron las operaciones financieras de muchos políticos en paraísos fiscales -los llamados Panama Papers-, aparecieron los nombres de dos de sus principales donantes: uno es un ex ministro del gobierno de Alberto Fujimori, Jaime Yoshiyama Tanaka, y el otro es el sobrino de este, Jorge Yoshiyama Sasaki. Según los documentos de la Oficina Nacional de Procesos Electorales -que supervisa los gastos e ingresos de los partidos políticos durante la campaña electoral-, hasta enero Yoshiyama y su sobrino aportaron a la campaña de Keiko 61.821 y 61.519 dólares, respectivamente. En tanto, múltiples organizaciones civiles convocaron una manifestación nacional de rechazo a la candidatura de Fujimori prevista para hoy, cuando se cumplen 24 años del autogolpe de Estado que dio su padre. La candidata intenta a toda costa despegarse de la imagen del ex presidente.

La última mesa

El domingo, en uno de los momentos más inesperados del último debate entre candidatos a la presidencia, Fujimori levantó una lapicera y firmó un “compromiso de honor” con el que intentó asegurar que no va a repetir los errores de su padre, preso por violaciones a los derechos humanos y corrupción.

“Sé qué capítulos tengo que repetir, y tengo muy claro los que no”, dijo. “Me comprometo al respeto irrestricto del orden democrático y de los derechos humanos, respetaré y protegeré las libertades de prensa y de expresión, me comprometo a hacer drástica la lucha contra la corrupción”, aseguró en el evento, que fue organizado por el JNE. En lo que pareció ser un llamado desesperado a los peruanos para que no la identifiquen con los delitos que cometió su padre, Keiko agregó que respetará “la independencia de los poderes” del Estado, que no utilizará “el poder político para beneficiar a ningún miembro” de su familia y que “profundizará” el trabajo de la Comisión de la Verdad y Reconciliación, que investiga la violencia armada en Perú entre 1980 y 2000.

“Nunca más un 5 de abril”, lanzó finalmente, en alusión al autogolpe de Estado que dio su padre en 1992. Esto no evitó que, unos minutos antes, defendiera la Constitución que aprobó el gobierno de Alberto Fujimori, porque “gran parte del crecimiento económico” que tuvo Perú en las últimas décadas “se debe” a ella.

La intervención de Mendoza también fue uno de los puntos altos del debate. La candidata del Frente Amplio, que abrió su discurso con un saludo en quechua, planteó un nuevo modelo económico en Perú, con el que el Estado recupere la soberanía de sus recursos naturales y diversifique la producción apostando por la agricultura, el turismo y la industria local, ya que, afirmó, la economía peruana está frenada porque “depende excesivamente” de la venta de minerales. Mendoza también propuso una “nueva Constitución” para debilitar a la “elite empresarial” del país en favor de los sectores más pobres, un electorado que ella conquistó.

El mensaje de Kuczynski, líder del partido Peruanos por el Kambio, no llega a esos sectores y, en cambio, seduce a los empresarios. El domingo, el candidato dijo que promoverá la creación de tres millones de empleos en cinco años con un mayor impulso en la inversión pública y privada en infraestructura. “En economía tenemos que motivar a la pequeña empresa, debemos retomar el crecimiento, promover al agro, la educación y la energía”, señaló, antes de prometer la “refundación” de la Policía y la “limpieza” del Poder Judicial y de la Fiscalía.

Algunos elementos le juegan en contra: tiene el estigma de haber apoyado a Fujimori en las elecciones de 2011, es el autor de algunas frases que generaron rechazo entre los peruanos -por ejemplo, cuando acusó a Mendoza de ser una candidata “media roja que nunca ha hecho nada en su perra vida”- y, por último, tiene la barrera de la edad, ya que con sus 77 años y algunos problemas de salud en su haber, algunos creen que no lograría terminar un mandato presidencial de cinco años.