Terminaba anoche, en la madrugada de Uruguay, la Convención Nacional Demócrata que proclamó a Clinton y a Tim Kaine como la fórmula presidencial para las elecciones de noviembre en Estados Unidos. De esta forma, quedaron confirmados los dos candidatos a la Casa Blanca, ya que el republicano Donald Trump oficializó su candidatura la semana pasada.

Chelsea, la hija de la ex secretaria de Estado, era la encargada de presentar el discurso de aceptación de su candidatura. Esa aparición pública era la oportunidad de Clinton de mostrar su perfil más humano y hacer frente así a quienes cuestionan su imagen “fría”, en contraposición con figuras más carismáticas como la senadora Elizabeth Warren o la primera dama, Michelle Obama.

Dos asesores de Clinton habían adelantado al diario The New York Times que las palabras de la candidata intentarían “refutar” la “caricatura” que los republicanos crearon de ella durante su propia convención. “Queremos que la gente vea a la mujer, a la persona tridimensional y completa que es”, dijo Jennifer Palmieri, la directora de comunicaciones de la campaña. John Podesta, director de la campaña, dijo que Clinton brindaría “lo que el pueblo estadounidense quiere ver de ella” y demostraría “que lo que dice conecta las luchas de su vida con lo que ella quiere hacer por el país”.

Clinton pondría el punto final a cuatro jornadas de discursos que la describieron como la mejor alternativa para derrotar a Trump, que, según los demócratas, quiere “enfrentar” a los estadounidenses. El discurso que mayor efecto causó fue el del presidente Obama, que el miércoles dijo que “nunca” hubo nadie mejor preparado que Hillary para llegar a la Casa Blanca -ni él, ni el ex presidente Bill Clinton, que muy sonriente lo aplaudía desde las gradas-. El presidente presentó a Clinton como una fiel continuadora de su legado, que incluye la reforma del sistema de salud, el crecimiento económico, la reducción del desempleo, y el multilateralismo en política internacional, según mencionó.

El mandatario también le dedicó algunas palabras a Trump. “Estados Unidos ya es grande y ya es fuerte. Y les prometo que nuestra fuerza, nuestra grandeza, no dependen de Donald Trump”, dijo, haciendo referencia al lema del republicano: “Hacer que Estados Unidos sea grande de nuevo”. Por otro lado, Obama reconoció que el país “cambió” con el paso de los años, pero aseguró que “los valores” que sus abuelos le enseñaron “no se fueron a ningún lado”. Agregó: “Son más fuertes que nunca, todavía mantenidos por personas de todos los partidos, razas y religiones. Viven en cada uno de nosotros”. Por eso, dijo, cualquiera que amenace esos valores, ya sean “fascistas, comunistas, jihadistas o demagogos”, al final “siempre fracasarán”. El presidente agregó, en el final de su oratoria, que dejaba al Partido Demócrata “en buenas manos”. Mientras se despedía, Clinton aparecía en el escenario, donde se abrazaron durante largos segundos ante la sorpresa y ovación del público.

Antes de Obama, había hablado el vicepresidente de Estados Unidos, Joseph Biden, quien dijo que ver entrar a Clinton en la Casa Blanca “cambiará las vidas” de las hijas y nietas de todos los ciudadanos del país. Sobre Trump, agregó: “No tiene idea de nada, y punto [...] Dice que se preocupa por la clase media. ¡Por favor! Eso es sólo un puñado de mentiras”.

También fue duro con Trump, un rato antes, el compañero de fórmula de Clinton. En su discurso de aceptación de su nominación como candidato a la vicepresidencia, Kaine dijo que con Clinton comparte “un credo”, que es el de “hacer todo el bien que sea posible”. Agregó: “De eso está hecho Bernie Sanders. De eso está hecho Joe Biden. De eso están hechos Barack y Michelle Obama. De eso está hecha Hillary Clinton”.

La otra intervención destacada del miércoles fue la del ex alcalde de Nueva York Michael Bloomberg, un viejo republicano y actual independiente que pidió que se vote a Clinton para frenar a Trump, que a su entender representa una amenaza para Estados Unidos. “Hay momentos en los que estoy en desacuerdo con Hillary Clinton. Pero cualquiera que sean nuestros desacuerdos, debemos hacerlos a un lado por el bien de nuestro país. Debemos unirnos alrededor de una candidata que puede vencer a un peligroso demagogo”, dijo. Además, cuestionó que el empresario “de lo que realmente es rico” es de “hipocresía”. Bloomberg está de acuerdo con los demócratas en asuntos como el matrimonio homosexual, el aborto, el cambio climático y la apertura de un proceso para conceder la ciudadanía a los inmigrantes indocumentados, aunque es un empresario que respalda a Wall Street.

Terminada la convención, y a cuatro meses de las elecciones, empieza una nueva etapa, en la que el Partido Demócrata tendrá que dejar atrás las polémicas que involucraron a sus líderes -como la filtración de los correos electrónicos del Comité Nacional Demócrata- y superar divisiones internas. Clinton tiene la difícil tarea de convencer al electorado de que puede generar un cambio profundo en Estados Unidos y, al mismo tiempo, representar el legado de Obama, uno de los presidentes más populares que tuvo el país en los últimos tiempos. También debe poner de su lado a los votantes que no confían en ella, en particular a los seguidores de Sanders, que la ven como una representante del establishment político.