Las economías de América Latina se contraerán 0,8% en 2016, según la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), dos décimas más que lo que pronosticaba en abril. De acuerdo con el organismo, la caída del Producto Interno Bruto (PIB) de la región es superior a la observada en 2015 (-0,5%), aunque se destaca un comportamiento muy heterogéneo entre los países y regiones analizados.

La CEPAL espera una contracción de -2,1% en 2016 para América del Sur, afectada principalmente por un deterioro en los términos de intercambio (la relación entre los precios de los productos que exporta y los que importa), una menor demanda externa de sus productos, y también una importante desaceleración de la demanda interna, en particular de la inversión. En contraste, los países centroamericanos crecerán 3,8% gracias a una mejora en sus términos de intercambio -sobre todo, por un menor precio de los hidrocarburos que importa-, la recuperación de su demanda externa e interna y un aumento de los ingresos por remesas enviados por sus emigrantes. El Caribe, en tanto, sufrirá una contracción de -0,3%.

Según el informe, en 2016 serán seis los países que muestren una caída en el nivel de actividad: Venezuela (-8%), Surinam (-4%), Brasil (-3,5%), Trinidad y Tobago (-2,5%), Ecuador (-2,5%) y Argentina (-1,5%). Para la CEPAL, Uruguay crecerá a un ritmo de 0,5%, la mitad del registrado en 2015. Los países con mayor crecimiento del Cono Sur serán Bolivia (4,5%), Perú (3,9%) y Paraguay (2,8%), aunque sólo Perú logrará una tasa de crecimiento superior a la de 2015.

En Brasil no hay signos de repunte después de una caída de su PIB de 3,9%, registrada el año pasado. Según la CEPAL, las dificultades económicas en Brasil “se asociaron a la crisis política a causa de la pérdida de apoyo del gobierno en el Congreso y demandas judiciales contra varios partidos y políticos por cuestiones de corrupción y financiamiento de campañas electorales”, que arrastraron a todas las áreas de la economía, en especial a las inversiones. En el caso de Argentina, la caída prevista de 1,5% tras la expansión de 2,4% del año pasado se debe a las nuevas políticas económicas aplicadas por el gobierno de Mauricio Macri, que todavía no conseguían levantar los niveles de inversión.

Las nuevas proyecciones dan cuenta de un entorno global “difícil”, en el que se mantiene el bajo crecimiento en los países desarrollados y una fuerte desaceleración de las economías emergentes, en particular de China, una creciente volatilidad y mayores costos en los mercados financieros, y bajos precios de las materias primas, en particular hidrocarburos y minerales.

Pero la CEPAL también aprecia una mayor debilidad de la demanda interna en los países de la región, en la cual la caída en la inversión doméstica es acompañada por una desaceleración del consumo.

Para revertir la actual desaceleración, y dinamizar el crecimiento, destaca la necesidad de incentivar la inversión e incrementar la productividad. Asimismo, los países deben hacer esfuerzos para “proteger” los avances sociales logrados. El organismo reclama que de ser necesario se realicen ajustes fiscales “inteligentes”, que permitan sostener la inversión social y productiva. Agrega que se debe procurar la sostenibilidad de las finanzas públicas de la región, con políticas que tomen en cuenta tanto el impacto sobre la capacidad de crecimiento en el largo plazo, como sobre las condiciones sociales de los habitantes.

La caída en los precios de las materias primas y una demanda poco dinámica repercutieron negativamente en los ingresos fiscales de muchos países de la región, generando que, por primera vez desde 1990, el saldo primario promedio -que mide la diferencia entre ingresos y gastos corrientes del sector público- fuera negativo en más de un punto de PIB, y el déficit global, en tres puntos de PIB.