Como si fueran pocos los problemas internos que atraviesa el fútbol argentino, ayer se sumó uno más: el entrenador de la selección albiceleste, Gerardo Tata Martino, renunció a su cargo.
La situación de Martino era bastante incómoda luego de la derrota argentina en la final de la Copa América Centenario ante Chile, pero, a pesar del golpe de la derrota, el entrenador rosarino había asegurado que se haría cargo de la dirección técnica del equipo en los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro. Sin embargo, la realidad le terminó pegando duro a Martino, que había confeccionado una lista de 35 jugadores para integrar el equipo olímpico, y el lunes, día fijado para iniciar los entrenamientos, apenas contaba con la confirmación de seis futbolistas, por lo que se decidió aplazar el comienzo de los entrenamientos para el lunes 11. Pero ayer al mediodía Martino se reunió con uno de los vicepresidentes de la Asociación del Fútbol Argentino (AFA), Claudio Tapia, y le confirmó su renuncia. “Estoy desganado. Si sigo, perjudico a la selección”, le habría dicho Martino a Tapia, según consignaron medios argentinos. Ahora, ante esta nueva realidad, varias interrogantes se imponen.
En primer lugar, no está del todo claro si el fútbol argentino estará presente en los Juegos, teniendo en cuenta que la competencia comienza dentro de menos de un mes, el 4 de agosto, y la crisis estructural en que se encuentra la AFA tiene paralizados los trabajos de la selección olímpica, que tendrá que enfrentar en la fase inicial a Portugal, Honduras y Argelia. La profunda acefalía que quedó en la entidad luego de la muerte de Julio Humberto Grondona en julio de 2014, acentuada durante los últimos meses por la durísima disputa interna en torno a la dirección del fútbol, dejó acorralada a la selección albiceleste. Anoche desde la AFA se informó que el seleccionador del equipo olímpico será Julio Olarticoechea, que se venía desempeñando como técnico de la selección argentina femenina, pero la consecuencia más importante de la renuncia de Martino es que los argentinos deberán nombrar a un nuevo técnico, pensando en las Eliminatorias para el Mundial de Rusia, en la que tendrán como próximo rival a la celeste el 1º de setiembre en el estadio Malvinas Argentinas de la ciudad de Mendoza.
Diego Simeone, actual entrenador del Atlético de Madrid español, es un candidato natural al cargo, pero el Cholo tiene contrato vigente con el equipo colchonero hasta 2020 y por ahora no piensa en irse. Una situación similar se da con otro potencial candidato, Marcelo Bielsa, que recientemente selló su vínculo con Lazio de Italia, pero que, además, aun estando sin trabajo, no podría asumir el cargo de técnico argentino en medio de la actual situación caótica en la dirigencia. Otros nombres que aparecen como posibles son los del Muñeco Marcelo Gallardo, Jorge Sampaoli, Mauricio Pocchetino y Edgardo Bauza, pero todos estos profesionales tienen clubes a su cargo y se estima difícil que puedan renunciar a sus actuales contratos para agarrar el fierro caliente que es hoy la selección argentina.
También ayer dio su opinión Carlos Salvador Bilardo, quien actualmente se desempeña como coordinador de selecciones nacionales, quien afirmó que el sucesor de Martino debe ser un “campeón del mundo”, y sugirió los nombres de Óscar Ruggeri, Ricardo Giusti y Jorge Burruchaga.
Más allá de nombres, los tiempos apremian y la AFA, más allá de sus baches organizativos, deberá designar a un entrenador cuanto antes para empezar a recuperar el tiempo perdido.
Juegos o no
Las dudas sobre la participación de la selección argentina en los Juegos de Río no comenzaron con la ida de Martino, sino que ayer mismo, unas horas antes de la renuncia del entrenador, el presidente del Comité Olímpico Argentino, Gerardo Werthein, en declaraciones a radio Mitre, había dicho que existía “50 por ciento” de probabilidades de que el fútbol argentino no interviniera en este certamen.
Esta declaración activó la alerta celeste de este lado del Plata y alimentó algunas especulaciones sobre la eventual participación de Uruguay en los Juegos, en caso de producirse la deserción argentina.
Los cupos sudamericanos para los Juegos Olímpicos quedaron determinados en el Sudamericano sub 20 que se realizó a comienzos del año pasado en Uruguay.
Argentina, como campeón del torneo, ganó una plaza; y Colombia, como segundo, se adjudicó el derecho a jugar una respesca, en la cual superó a Estados Unidos.
Brasil salió cuarto en el Sudamericano, y como país organizador ya tenía un lugar asegurado, y la selección uruguaya finalizó en el tercer puesto. Las dudas sembradas desde Argentina enseguida encontraron eco en las declaraciones del presidente del Comité Olímpico Uruguayo, Julio César Maglione, que en el programa Las voces del fútbol dijo que “si Argentina desiste de ir a los JJOO, la Confederación Sudamericana define si va Uruguay”. De todos modos, el eventual reemplazante de Argentina no necesariamente debe ser Uruguay, sino que Estados Unidos, eliminado por Colombia, también contaría con chance de adjudicarse la plaza vacante.
En la misma línea que Maglione, y siempre dentro de la lógica de especulaciones más que de afirmaciones, se expresó el dirigente Alejandro Balbi, secretario general de la Asociación Uruguaya de Fútbol, quien, en declaraciones a El Observador, aseguró que desde la AUF se está a la expectativa. “¿Cómo no va a haber interés en participar en Juego Olímpico?”, manifestó el dirigente que, además, a título personal, sugirió que la selección olímpica podría estar integrada por la actual selección sub 20, a la que se le sumarían algunos otros jugadores mayores del medio local. “Es una opinión mía, no hablamos con los compañeros, pero la sub 20 está entrenando y sólo habría que agregar algún sub 23. Obviamente hay que hablar con el entrenador, Fabián Coito, y lógicamente con el Maestro Tabárez, como director de selecciones”, declaró Balbi.