En un partido bueno aunque accidentado, que demoró en armarse en cuanto al juego producto de las expulsiones -una por cada bando- que provocaron inestabilidades en ambas oncenas, Rampla Juniors y Liverpool no se superaron y quedaron anclados en el 0-0. A causa del empate, ninguno pudo quedarse en exclusividad en la primera posición del torneo, que quedó a manos de Danubio. El lado positivo, sin embargo, es que tanto picapiedras como negriazules conservaron el invicto y siguen sumando en cuanto a una de sus preocupaciones en esta temporada corta: salir cuanto antes de la lucha por el descenso.

Tres situaciones en el primer tiempo hicieron que el encuentro se pareciera mucho al tetris. Primero fue Liverpool el que tuvo que reordenarse y encastrar jugadores fuera de puesto: a los 10 minutos Jonathan Candia ingresó por el lesionado Christian Latorre, lo que hizo que Gustavo Aprile pasara de la banda izquierda al centro de la cancha, para acompañar en esa función a Cristian Sención; este último fue expulsado a los 25 por roja directa tras una acción por demás imprudente, situación que provocó que Aprile quedara en solitario como improvisado número 5. Pese a esas adversidades negriazules, Rampla no pudo sacar provecho y, como si fuera poco, sufrió la expulsión de Jhony Galli a los 35, casi 20 minutos después de que reemplazara al también lesionado Nicolás Rocha. Con poco fútbol, trabado, desprolijo; así fue casi todo el primer tiempo, apenas sacudido por dos o tres disparos de larga distancia del liverpoolense Candia.

Por tratamiento y por insistencia, Liverpool jugó un poco mejor que Rampla y, si no fuera por un par de errores en las definiciones o por las atajadas de Rodrigo Odriozola, podría haberse llevado los tres puntos. El conjunto de Mario Saralegui aprovechó bien cada vez que tuvo la pelota, dándole sentido al juego al ras del impecable césped del estadio José Nasazzi. Se destacaron dos socios en el armado negriazul: Nicolás de la Cruz -cuándo no- y el propio Candia. Ambos se movieron con soltura en el mediocampo y asistieron en varias ocasiones a Nicolás Royón y a Carlos Bueno. La más clara fue entre ellos: De la Cruz armó una ofensiva por la derecha, la pasó cruzada para Candia, que entró por la izquierda, y este tiró un centro para Bueno, que se la dio de cabeza a Royón, que ingresaba por el medio. Entre que Royón no definió bien y el ahogo de Odriozola en la salida, Liverpool se perdió un gol increíble. El buen arquero picapiedra, además, le tapó con una volada un tiro a Candia y le sacó al córner una volea de aire que Bueno, control de pecho mediante, tiró desde afuera del área.

Recién al final del partido Rampla pudo soltarse un poco e intentar ofender el arco de Guillermo de Amores. Aprovechó las pelotas quietas y lanzó centros al área, todos sin éxito -para muestra vale el 0-0-. Pero la última, por insistencia, fue de Liverpool: De la Cruz encontró una bola suelta en el medio del área rival y sacó el cañonazo, pero no se afirmó bien y la pelota salió por encima del travesaño. Voló, literalmente, como se les escapó a ambos la tabla del Uruguayo Especial.