A partir de los acuerdos de paz de 1998, el gobierno de Irlanda del Norte es compartido entre las dos grandes facciones: el Sinn Fein, de los católicos nacionalistas, y el Partido Democrático Unionista, protestante. Uno está representado en el cargo de ministro principal y otro en el de viceministro principal. Por eso la renuncia del viceministro, el nacionalista Martin McGuinnes, y la negativa del Sinn Fein a reemplazarlo pueden conducir a elecciones anticipadas. Su dimisión fue una acción de rechazo a la manera en que la ministra principal y líder del Partido Democrático Unionista, Arlene Foster, manejó un supuesto caso de corrupción que la involucra y que refiere a un programa de energías renovables. El dirigente del Sinn Fein reclamaba que Foster dejara temporalmente el cargo hasta que el asunto se aclarara, pero ella no accedió.

“Ahora necesitamos una elección que permita a la gente hacer su propio juicio sobre estas cuestiones democráticamente en las urnas”, escribió McGuinnes en su carta de renuncia. Además, acusó al mayoritario Partido Democrático Unionista de “socavar el proceso de cambio” iniciado en los acuerdos de paz de 1998 y de negarse a “respetar acuerdos o resolver las cuestiones del pasado mientras impone austeridad y brexit en contra de los deseos y mejores intereses” de los norirlandeses. A su vez, Foster respondió: “Si él está jugando, si el Sinn Fein está jugando y creen que voy a ceder, están equivocados. No dimitiré y, si se convocan elecciones, habrá elecciones”.