El premio Nobel de Economía de este año fue para el economista estadounidense Richard Thaler por su trabajo en el campo de la “economía del comportamiento”, que ha permitido construir puentes con los análisis psicológicos de la toma de decisiones individual.

En su fallo, la Real Academia Sueca de las Ciencias explicó que los hallazgos empíricos de Thaler y sus percepciones teóricas han sido “decisivos” para crear y expandir el campo de la economía conductual, con “profundo impacto” en muchas áreas de la política y la investigación económica. Los académicos mencionaron en ese sentido que la investigación del economista ha sido utilizada para diseñar políticas públicas y se ha aplicado en áreas tan heterogéneas como la reforma de los sistemas de jubilaciones, la donación de órganos o las estrategias medioambientales.

El aporte de Thaler a la economía conductual se basa en la consideración de tres aspectos psicológicos: racionalidad limitada, percepciones sobre lo que es justo y falta de autocontrol. Un ejemplo es su teoría de la contabilidad mental, que describe cómo organizamos y formulamos decisiones económicas creando cuentas diferentes en la mente y decidiendo según su efecto sobre cada una de ellas. Es lo que ocurre cuando se divide el presupuesto familiar en distintos apartados como “comida”, “regalos” o “vacaciones”.

Con el premio de Economía, que fue anunciado ayer, se cerró la ronda de los Nobel 2017, luego de que se concedieran la semana pasada los de Medicina, Física, Química, Literatura y Paz. Este último lo recibió la Campaña Internacional para la Abolición de las Armas Nucleares, que reúne a 468 organizaciones de 101 países, y que fue galardonada por convertirse en una “fuerza motriz” en su trabajo por terminar con las armas atómicas. Hace tres meses, estos esfuerzos culminaron con la adopción del primer Tratado sobre la Prohibición de las Armas Nucleares, que fue aprobado en una conferencia internacional en la sede de la Organización de las Naciones Unidas.