Este domingo, cerca de 20 millones de venezolanos están llamados a elegir, por un período de cuatro años, a los nuevos alcaldes de los 23 estados del país. El camino para renovar los gobiernos locales fue más largo de lo previsto. De acuerdo con los plazos establecidos en la Constitución, las elecciones municipales tendrían que haberse celebrado a fines de 2016. Sin embargo, el CNE –que ha demostrado estar alineado con el gobierno del presidente Nicolás Maduro– las postergó para “el segundo semestre” de este año. Finalmente, la recién constituida Asamblea Nacional Constituyente decidió celebrarlas el domingo 15.

Actualmente, el chavismo controla 20 estados y la MUD tan sólo tres. Sin embargo, la crisis económica, la escasez de alimentos y medicinas, el alza generalizada de los precios y el descontento social –tres meses después de la ola de protestas antigubernamentales que dejó más de 120 muertos– han afectado su popularidad y la oposición ahora tiene un apoyo mayoritario, según encuestas. En agosto, un estudio de Datanálisis concluyó que sólo 17% de los ciudadanos apoyaba la gestión de Maduro, mientras que 80% la evaluaba de forma negativa.

En base a los sondeos de opinión, la MUD espera ganar esta vez al menos 15 municipios, aunque teme que algunas decisiones del CNE confundan a los votantes. En ese sentido, la oposición denunció en los últimos días “irregularidades” del ente electoral, entre las que destacó la negativa a modificar el documento en el que están registrados los candidatos de la oposición. En algunas regiones, estos aspirantes fueron elegidos mediante elecciones primarias. Sin embargo, el organismo electoral decidió cerrar el diseño de las papeletas de votación en una fecha anterior a esas primarias. Por lo tanto, en los documentos aparecen como candidatos los postulantes opositores que perdieron en esas primarias.

El CNE se negó a sustituir esas imágenes por las de los candidatos definitivos, alegando que el lapso para modificar la “oferta electoral” para las municipales venció el 16 de agosto, algo que volvió a reiterar la presidenta del organismo, Tibisay Lucena, hace dos días. La alianza opositora denunció que el propósito de la omisión es el de “confundir a los electores” y “erosionar así el caudal de votos” que pueda recibir el candidato opositor. La MUD también señaló que el ente electoral tampoco informó sobre cambios de los centros de votación.

La oposición cuestionó además, en paralelo, las “estrategias” del gobierno para acaparar los medios de comunicación con la campaña oficialista. Por ejemplo, el canal estatal VTV ha establecido en su programación diaria la transmisión de las jornadas proselitistas de los candidatos chavistas. Los opositores, en tanto, aparecen de vez en cuando en algún canal privado y, sobre todo, en transmisiones en las redes sociales o en canales web.

El mensaje principal de la campaña de la MUD es una invitación a votar para no dejar en las manos del oficialismo el poder sobre los 23 estados del país. Otras formaciones opositoras que no integran la coalición, como el movimiento Soy Venezuela, más radical, abogan en cambio por la abstención, con el argumento de que el sistema de todas formas está corrompido.

Por su parte, Maduro llamó a los venezolanos a votar por los candidatos oficialistas y advirtió que el chavismo defenderá en las calles los resultados, en su programa televisivo Domingos con Maduro. “Sal con pasión a votar, pero vota por los candidatos de la patria, en rechazo a toda esa derecha apátrida que anda por ahí saboteando permanentemente la vida y la paz de la república”, dijo el presidente.

Aun así, muchos votantes han demostrado cierto nivel de escepticismo y no quieren acudir a las urnas, ya que no confían en el CNE, al que acusan de obedecer las órdenes de Maduro. Este año, las acusaciones tomaron fuerza el 30 de julio, durante la elección de los integrantes de la Asamblea Nacional Constituyente, un proceso del que sólo participaron candidatos oficialistas. El CNE informó que ocho millones de personas fueron a votar ese día, una cifra superior a la de cualquier votación obtenida por el ex presidente Hugo Chávez en su momento de mayor popularidad y que fue calificada de “imposible” por la oposición. A esto se sumó que la empresa encargada de contar los votos en Venezuela, Smartmatic, aseguró que en sus cómputos aparecían como mínimo un millón de votantes menos que en las cifras oficiales.

Las últimas votaciones en las que participaron el oficialismo y la oposición fueron las legislativas de diciembre de 2015, en las que ganó la oposición de forma contundente al conseguir cerca de ocho millones de votos, contra los más de cinco que obtuvo el chavismo. En número de escaños, ese resultado se tradujo en 112 diputados opositores y 55 oficialistas en el Parlamento.