–¿Cómo llegaste a Albion, primero como jugador, en 1984, y luego como entrenador, en 2013?
–Yo jugaba en Nacional Universitario. En esa época Nacional ya viajaba con la categoría mayor, que era una característica que tenía el club que lideraba en ese momento Rafael Anavitarte. La manera de preparar esas giras era jugando por Albion en la cuarta división: jugábamos en cuarta el domingo de tarde y de mañana éramos suplentes en Nacional Universitario. Estábamos todo el día para el fútbol. Ahí empecé a tener vínculo con el club. En la primera de Albion jugaba Jano Falco, el hijo de Enrique –que lleva el nombre del estadio–; jugaba Carlos Scheck; unos años antes había estado Pedro Bordaberry. Con los años, surgió la posibilidad de trabajar en el club con un proyecto, en 2013, cuando volví como entrenador. La visión siempre fue la de gerenciar el club. Albion iba prácticamente camino a desaparecer, pero se ataron varios cabos entre mi viejo [Juan Carlos Cacho Blanco], que ya estaba en Nacional de nuevo, y el Turco [Eduardo] Ache, que volvió a ser presidente. En el medio de todo eso está la familia Chaínca, Fernando, su hijo Fernando y Marcelo, quienes, en definitiva, son los que realmente representan a Albion.
–¿En qué consistió aquel proyecto que presentaste para refundar el club?
–Primero que nada, en generar una fuente de trabajo y hacer lo que me gusta; segundo, en la transformación del club en una Sociedad Anónima Deportiva [SAD] para captar inversores y desarrollar un proyecto de formación.
–Hoy, unos años después, ¿cómo analizás este camino?
–Creo que eso lo ve más la gente que está siguiéndonos que yo, que ando todo el día atrás de todo. Hicimos una evaluación, medio por arriba, y te puedo decir que cuando yo llegué había un solo jugador fichado. Hoy tenemos 25 jugadores en primera, 50 jugadores inscriptos en la AUF [Asociación Uruguaya de Fútbol] y 35 en las ligas preuniversitarias. La proyección y el objetivo es duplicar esa cantidad de futbolistas.
–Gestionaron una SAD. ¿Van por la recuperación de la cancha, el Parque Falco?
–Venimos trabajando en eso. En 2008 trabajé en Huracán Buceo y entrenábamos ahí con los juveniles, pero esa cancha está detonada. Por un lado, está muy mal, pero, por otro, se está trabajando mucho, sobre todo lo está haciendo la Intendencia de Montevideo [IM] con los realojos de los asentamientos y con el desarrollo de un proyecto social. Ahora [el futbolista] Agustín Lucas presentó un proyecto, por intermedio de Albion, pero es algo que él ya quería hacer para trabajar en esa zona. Creo que a partir de eso se va a generar un ida y vuelta con la IM y con ANEP [Administración Nacional de Educación Pública], y no sólo se va a poder recuperar la cancha, sino que se espera que se pueda levantar todo el espacio construir un liceo, entre otras cosas–.
–¿Creció el club desde el punto de vista social?
–Sí. El otro día, cuando fuimos campeones, había casi 300 personas entre familiares, formativas, y eso que fue un viernes de tarde. De repente, no ha crecido lo que realmente puede crecer, porque todo el trabajo de imagen y captación de socios lo tenemos en stand by, pero mediante las redes sociales se ha hecho un buen trabajo, y eso genera el acercamiento de la gente.
–¿Albion mantiene hinchas genuinos?
–Desde que yo estoy en el club han aparecido dos, nada más. Me refiero a hinchas que aparecieron en la cancha, se arrimaron y dijeron: “Somos hinchas de Albion”. Esos que pagan la entrada, que van con la bandera. Uno de ellos se llama David y nos sigue desde el primer día que estamos acá. Ese loco es hincha porque es hincha, no sé, tiene su lugar en la tribuna. Es verdad que hay un vínculo con Nacional o con gente de Nacional, pero el hincha de Nacional no es hincha de Albion. En mi caso, como es mi profesión, siento que hoy Albion es mi casa, es el club que me dio la oportunidad de generar todo esto. Digamos que los hinchas también se están formando.
–¿En qué medida Albion está atado a Nacional?
–Siempre se pensó que era una filial, pero son proyectos totalmente independientes. El acercamiento o el paralelismo se va a crear cuando Albion crezca deportivamente. Nosotros estamos gestionando nuestro trabajo, entonces tampoco lo podemos regalar.
–Tal vez ese pensamiento sea frecuente por el hecho de que las copas de Albion están en la sede de Nacional.
–Eso tiene una razón, no hay misterio: cuando la sede de Albion quedó abandonada y fue ocupada, la familia Chaínca, que estaba al frente del club, como todos sus miembros son socios honorarios de Nacional, lo que hizo fue pedir permiso para que las cosas que estaban ahí se pudieran guardar en la sede de Nacional, simplemente para que no se perdieran o se las robaran, y eso fue lo que se hizo. De hecho, yo hablé hace poco con el presidente de Nacional, José Luis Rodríguez, y le dije que, apenas pueda, vamos a sacar todo eso de la sede.
–¿Cuál es el objetivo a corto, mediano y largo plazo?
–Esta primera etapa la divido en dos. Los primeros tres años en los que estuve en el club, que fueron prácticamente a costo cero, poniéndole ganas y ayuda de algunos amigos, fue un proceso en el que nosotros nos establecimos administrativamente, fue la transformación del club. Este cuarto año es el primero en un plan a 10. Con apoyo económico pudimos formar un equipo muy competitivo para la categoría, y a partir de ahí tener la visión real de que se puede subir y lograr el objetivo primario.
–Si Albion sube a la B, ¿puede competir a nivel profesional?
–Sí. Ya estamos armando las tres categorías formativas que nos quedan. Como primer paso, armamos la cuarta y la quinta, y tenemos un convenio con una academia que se llama Play Pro, que está funcionando muy bien: con ellos competimos en sub 14 y sub 15 preuniversitario. La idea es concretar con ellos ese convenio para el año que viene y que se encarguen de las cuatro categorías chicas, y nosotros quedarnos con cuarta y primera y apuntar de lleno a la captación y la formación.
–¿Cómo analizás las movidas culturales que han hecho los jugadores del club?
–Me encanta todo lo que están haciendo. Desde nuestro lugar, lo que tenemos que generar es lo que piden ellos: ser tolerantes, ser abiertos, tener la capacidad de integrar todas las cabezas que están ahí. Creo que suma por todos lados, ha transformado la visión del club. Yo he estado en muchos clubes menores, y no es fácil aplicar estos criterios de trabajo, sobre todo en los planteles de Primera División. Necesitábamos estas cabezas en el proyecto. Yo creo que Agustín Lucas en un futuro estará trabajando desde otro lado; cualquiera que esté en Albion va a tener su lugar.
–¿Se ha recuperado material histórico del club?
–Hay poco y nada. Tenemos los libros de actas, de asociación civil, alguna cosa interesante que hay en la sede de Nacional. Algo más debe de haber por ahí. Estoy en contacto con las familias que pueden tener material, pero no ha aparecido mucha cosa. Lo que sí está bueno es ir al Museo del Fútbol y encontrarte con que la bandera más grande de los cuatro fundadores del fútbol uruguayo es la de Albion; a veces estás trabajando todo el día con el club y no te das cuenta de esas cosas: esta historia hay que reflotarla.
–¿Quién es el decano del fútbol uruguayo?
–A nivel de política institucional, esa palabra la eliminamos. No nos suma mucho ser o no el decano. Sí es verdad que Albion es el primer equipo de fútbol, que tuvo la primera cancha de fútbol y que Enrique Lichtenberger, el fundador de Albion, fue el primer maestro.