El equipo de Eduardo Acevedo encontró la sonrisa cuando parecía condenado a un empate potencialmente amenazante para su liderazgo exclusivo de la Tabla Anual. El reencuentro con la victoria, que fue esquiva en la fecha anterior, llegó con un 1-0 merecido pero trabajoso, que debió sortear al menos tres escollos: las virtudes futbolísticas de Boston River, un viento muy fuerte y el mal estado del césped del estadio José Nasazzi, donde los rojiverdes fueron locatarios. Como teniendo en cuenta que el piso no se prestaba para el toque y que las condiciones meteorológicas condenaban al fracaso centros y pelotazos, el volante Matías Cabrera sacó un remate bajo y potente desde fuera del área y marcó la diferencia. Una vez más, Defensor Sporting resolvió un partido de esos que con los minutos se vuelven una prueba de carácter.

Le costó mucho inclinar la cancha hacia el arco de Boston River. Recién cuando promediaba el segundo tiempo, pareció marcar diferencias con los locatarios y encontrar conexiones capaces de superar ese trancazo general que fue el primer tiempo. No fue fácil evitar los bostezos en el arranque del juego. Se hizo cortadísimo entre imprecisiones y caídas que desataron protestas sobre el árbitro Gustavo Tejera, que supo lidiar con la aspereza sin cometer errores gruesos. Los del barrio Bolívar parecieron tener algo más de lucidez para inventar en medio del desorden. Robert Flores trató de jugar rápido, bajo y con profundidad para habilitar al interesante delantero Dudú, que se fue expulsado cuando el partido se picó tras el gol. El brasileño estuvo despierto para picar al vacío y para buscar el mano a mano ante una defensa algo expuesta que en ocasiones recurrió a cortar deliberadamente sus avances. El arquero Guillermo Reyes le ahogó un mano a mano a la vuelta de un ataque violeta de riesgo comparable, en el que Adrián Berbia atajó un peligroso pelotazo bajo de Facundo Castro. El delantero fusionado fue de los mejores de la cancha y, justo antes del entretiempo, volvió a exigir a Berbia y al horizontal con otro remate.

Boston River cerró la canilla tras el descanso y se soltó con lindas combinaciones por la derecha, donde Flores siempre encuentra eco en las buenas subidas del carrilero Pablo Álvarez. El delantero Federico Rodríguez y el defensa Guillermo Fratta por poco no pudieron empujar una pelota peligrosa casi dentro del área chica. Pese a que el complemento recién empezaba, El diario del Lunes dice que fue el último tren. De a poco, el partido empezó a coleccionar riesgo sobre el otro arco. Castro aportó ensanchando la cancha y cortando hacia el área. Cabrera y Mathías Cardacio trataron de ordenar el tránsito por el medio. El panameño Cecilio Waterman entró por Gonzalo Carneiro y, con los minutos, vendrían los también ofensivos Juan Manuel Boselli y Facundo Milán. Ambos, por volantes: uno por Martín Rabuñal y otro por el carrilero juvenil Joaquín Piquerez, que fue titular y mostró confianza.

Como tantas veces, Acevedo desfiguró el equipo para jugar la carrera contra el reloj. Como casi siempre, la ganó.