Los senadores que fueron electos en las legislativas de octubre en Argentina jurarán hoy sus cargos, en una ceremonia que marcará el regreso de la ex presidenta Cristina Fernández a la actividad parlamentaria. El nuevo Congreso argentino asumirá el 10 de diciembre y contará con tres ex presidentes en bancas de senadores: Carlos Menem, Adolfo Rodríguez Saá y Fernández.

El gobierno de Mauricio Macri tiene previsto un amplio dispositivo de seguridad para la jornada de hoy, con el argumento de que es necesario por la presencia de Fernández. La ceremonia comenzará a las 10.30 y los senadores son llamados a jurar en el orden alfabético de las provincias por las que fueron electos, así que Fernández, electa por Buenos Aires, será una de las primeras. También figurarán entre los primeros Esteban Bullrich y Gladys González, los integrantes de la coalición oficialista Cambiemos que ganaron las elecciones en esta provincia.

El resultado de las elecciones de octubre implicará pocos cambios en la relación de fuerzas en el Congreso, pero estas pequeñas modificaciones han sido celebradas por el gobierno y fueron consideradas una victoria hace dos meses, al conocerse los resultados de las legislativas. En el Senado el oficialismo creció de 16 a 25 bancas, mientras que los kirchneristas y justicialistas, sumados, redujeron su representación de 41 a 32. En tanto, en Diputados Cambiemos se mantiene como primera fuerza, con una bancada que aumentó de 89 a 109 integrantes, mientras que los kirchneristas y justicialistas perdieron cinco escaños, y pasaron a contar con 67.

Pese a su crecimiento, el gobierno no alcanza la mayoría absoluta en solitario en ninguna de las dos cámaras. Lo más sustancial es que el kirchnerismo y los justicialistas sí estaban en condiciones de alcanzar la mayoría absoluta en el Senado, una posibilidad que ahora perdieron. Esta mayoría ha sido utilizada durante los últimos dos años para impedir el cuórum necesario para que comenzaran las sesiones, de forma de evitar la aprobación de proyectos que rechazaban y que contaban con el respaldo suficiente para ser aprobados.

Esta nueva etapa implicará una renovación de los cargos internos del Congreso, sobre todo de los jefes de bancada en ambas cámaras. Si bien esto sucede tanto en el oficialismo como en la oposición, todas las miradas se dirigen a los encontronazos que podrían darse entre Fernández y el actual presidente de la bancada del Frente para la Victoria-Partido Justicialista en el Senado, Miguel Pichetto. Se prevé que el ingreso de Fernández implique una división en esa bancada entre kirchneristas y justicialistas, que si bien han tenido diferencias, en la mayoría de los casos han votado en conjunto.

Pichetto se ha mantenido como un opositor al gobierno pero también se ha mostrado más que dispuesto a negociar acuerdos, y últimamente ha hecho varias declaraciones para manifestar su distancia de la ex presidenta. “No vamos a compartir el bloque con alguien que cree que hay que dinamitar todo porque sí”, dijo en una entrevista con el diario Clarín en la que también aseguró que “el Frente para la Victoria está muerto”. El dirigente agregó: “Yo lo que no quiero es jugar para Cristina Fernández de Kirchner. Yo voy a jugar para el peronismo”. Pichetto manejó abiertamente la posibilidad de dividir al bloque y crear su propia agrupación.

En Diputados el panorama es diferente. Ayer mismo comenzaron las reuniones para negociar si Héctor Recalde continuará en el cargo de jefe de bancada o si será reemplazado por otro dirigente.