700 estudiantes de entre 17 y 23 años se capacitaron en la primera edición de Jóvenes a programar, una iniciativa de Plan Ceibal, la Cámara Uruguaya de Tecnologías de la Información (CUTI) y el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) para enseñar programación y testing. Este martes se lanzó la convocatoria para 2018, que ofrece 2.000 nuevos cupos para este programa gratuito y basado en un modelo de educación a distancia mediante videoconferencias, con profesores que están trabajando en las principales empresas de tecnología. Asimismo, se lanzó el Servicio de Intermediación Laboral, por el que se busca asegurar la inserción laboral de los jóvenes programadores en modalidad de pasantía.

Miguel Brechner, presidente de Plan Ceibal, aseguró a la diaria que el programa “se evalúa muy bien, no sólo se enseñó programación sino también habilidades blandas [aptitudes, rasgos de personalidad, conocimientos y valores] e inglés; además, estamos muy bien con el tema de las pasantías gracias al compromiso de las empresas para que los tomen”. Entre los próximos desafíos buscan que “tarde o temprano esto sea acreditado como un curso válido por algunas de las instituciones tecnológicas de este país, y en eso estamos trabajando; también queremos que la gente transmita que esto se puede hacer y que más gente lo haga porque los necesitamos urgentemente, la tecnología no es sólo para los grupos de ingenieros sino para todos”.

La directora de Jóvenes a Programar, Carinna Bálsamo, aseguró en diálogo con la diaria que la próxima etapa está dividida entre el Servicio de Intermediación Laboral y la nueva edición del programa. Con respecto al primer punto, Bálsamo afirmó: “Las empresas ya están pensando en proyectos que puedan recibir a estos chicos, ya que estos recursos no estaban hasta hace muy poco en el mercado. Se trata de una capacitación más corta y dirigida, que parte de las propias empresas, con sus contenidos. Están estableciendo nuevos proyectos con clientes nuevos, también como forma de incorporarlos. La idea es que se van a insertar como pasantes o empleados de dedicación total y van a tener un acompañamiento un poco más importante porque tienen que seguir capacitándose, tanto en lo técnico cómo en competencias transversales y en inglés”. Entre las áreas que los podrían recibir, la tecnológica es la que concentra la mayor parte de las posibilidades; sin embargo, “cualquier industria que tenga un centro de cómputos puede utilizar el conocimiento que tienen”, aseguró la directora.

Para los egresados también se implementará un sistema de padrinos y madrinas: “Queremos sumar al sector de tecnología. La idea es que participen en el servicio de intermediación laboral ofreciendo talleres, contándoles a los chicos cómo se insertan en el mercado laboral y fortaleciendo su capacitación desde ese punto de vista”, comentó Bálsamo.

Sobre la segunda edición del programa, la directora afirmó que la meta está puesta en llegar a 2.000 jóvenes. Para eso volverán a convocar a estudiantes de entre 17 y 26 años que hayan terminado tercero de liceo o UTU. Desde la organización aseguran que no se requiere tener conocimiento previo en el área. Las inscripciones están abiertas y el proceso de selección se llevará a cabo durante el verano, para que sea posible comenzar con los grupos finales en marzo.

Con ese objetivo se busca generar nuevas alianzas con las empresas del sector tecnológico, que permitan seguir aumentando las ofertas laborales e incorporar más técnicos que se encarguen del dictado de los cursos. Entre las innovaciones para el próximo año está planteado un plan piloto para “introducir un modelo de enseñanza que se llama ‘aula invertida’. Ahora lo estamos evaluando; implica trabajar más en una modalidad de taller, que ellos puedan ver la teoría en su casa y llevar al aula problemas más prácticos, porque están aprendiendo desde el oficio, el valor que les da el capacitador técnico es ese trabajo práctico en conjunto”, sostuvo Bálsamo.

A su vez, el programa apunta a “consolidar el nuevo modelo creado, la enseñanza de la programación a distancia, de la práctica a distancia, ya es algo bastante innovador”. En palabras de Brechner, la educación a distancia “es algo que llegó para quedarse”, y señaló que “mediante una videoconferencia damos clase en lugares remotos, ya sea inglés, Jóvenes a Programar u otros temas”. “[Es algo que] evaluamos bien, hay que ir ajustando. Obviamente es mucho mejor tener un profesor en el aula, aunque la presencia por videoconferencia es mucho mejor que sólo algo online”, añadió.

Homenaje | A partir del martes, la iniciativa comenzó a llamarse Jóvenes a Programar Álvaro Lamé, como homenaje a uno de los impulsores del programa, fundador de varias de las empresas de tecnología que hoy están en el mercado uruguayo y ex presidente de Cámara Uruguaya de Tecnologías de la Información. Al revelar el nuevo nombre del programa, Brechner dijo: “Es un muy buen homenaje a Álvaro y un recordatorio a todos aquellos que están entrando a la industria, por un camino o por otro, saber que hay referentes de los cuales es bueno aprender; en el área de TIC él es referente. Es muy importante para nosotros y nos pone en el compromiso de ser más responsables para que esto no fracase”.