En medio de una crisis política, el Ejército de Zimbabue bloqueó el acceso a edificios gubernamentales de la capital, tomó el control de la radio estatal y encerró al presidente del país, Robert Mugabe, en su propia casa. La tensión se disparó la semana pasada, cuando el mandatario –en el poder desde hace 37 años– destituyó a su vicepresidente, Emmerson Mnangagwa, en el marco de lo que la oposición califica de “purga”.

Mugabe, de 93 años, confirmó ayer que se encuentra “encerrado en su casa” pero que “está bien”, en una charla telefónica que mantuvo con el presidente sudafricano, Jacob Zuma. Los militares decidieron mantener a Mugabe y a su esposa, Grace, bajo arresto domiciliario después de adoptar otras medidas, como el bloqueo al palacio presidencial, el Parlamento y el Tribunal Supremo de Justicia, según informó el canal sudafricano News24.

Además, el Ejército tomó el control de la radio estatal y detuvo a tres ministros, de acuerdo con el diario independiente de Zimbabue NewsDay. Los arrestados son el ministro de Finanzas, Ignatius Chombo; el titular de Educación Superior, Jonathan Moyo; y el de Gobierno Local, Obras Públicas y Vivienda, Saviour Kasukuwere.

Los tres formarían parte, apunta el diario, del grupo G40, una facción de la oficialista Unión Nacional Africana de Zimbabue (ZANU) que busca expulsar a los veteranos de la guerra de independencia para allanar el camino de la primera dama hacia el poder. Uno de esos veteranos es el vicepresidente de Zimbabue, Mnangagwa, que fue destituido la semana pasada tras ser acusado de “traición y deslealtad”.

El paso al frente de las fuerzas armadas fue interpretado en Zimbabue como una muestra de apoyo al ex vicepresidente y, a la vez, un ataque directo a la facción de la ZANU alineada con Grace Mugabe, quien desempeñó un rol determinante en la salida de Mnangagwa tras meses de ataques verbales.

Luego de su destitución, Mnangagwa, uno de los favoritos para suceder a Mugabe, denunció que habían intentado asesinarlo y aseguró que se estaba llevando adelante una “purga” en el partido con el objetivo de eliminar a quienes se oponen al ascenso de Grace Mugabe, de 52 años. Después, huyó a Sudáfrica. Desde allí, prometió: “Pronto controlaremos los resortes del poder en nuestro bello partido y país”.

Sus palabras empezaron a cobrar sentido el lunes, cuando el jefe de las Fuerzas Armadas, Constantine Chiwenga, advirtió que se tomarían “medidas correctivas” si continuaba la “purga” en el partido de Mugabe. Y resonaron más fuerte el martes de tarde, cuando varios tanques invadieron las calles en dirección a Harare y empezaron a circular rumores de que los militares iban a declarar un golpe de Estado. Las acciones tomadas ayer por las fuerzas de seguridad no hicieron más que afianzarlos.

Sin embargo, un portavoz del Ejército, Sibusiso Moyo, negó ayer en un mensaje televisado que se trate de una “toma militar” del gobierno y dijo que lo único que pretenden los militares es juzgar al presidente y a quienes lo rodean. “Queremos dejar absolutamente claro que esto no es un golpe militar. Sólo estamos buscando a los criminales que están alrededor de Mugabe, cometiendo delitos que causan un sufrimiento social y económico al país, para llevarlos ante la Justicia”, explicó el vocero. Y agregó: “Tan pronto como cumplamos nuestra misión, esperamos que la situación vuelva a la normalidad”.

La detención del presidente fue respaldada por la ZANU, que en su cuenta de Twitter argumentó que el Ejército hizo “lo que era necesario por la Constitución y por la salud de la nación”. En el mismo mensaje, esa organización política aseguró que “ni Zimbabue ni ZANU son propiedad de Mugabe y su esposa” y afirmó: “Hoy comienza una nueva era y el camarada Mnangagwa nos ayudará a conseguir un Zimbabue mejor”.

El oficialismo no dio más detalles, pero algunos medios sugirieron una posible vuelta al país del ex vicepresidente para convertirse en presidente interino, aunque hasta ayer nadie pudo confirmarlo.

En tanto, el secretario general del principal partido opositor, el Movimiento para el Cambio Democrático (MDC), Douglas Mwonzora, dijo en una entrevista telefónica con el canal sudafricano ANN7 que están “seguros de que el Ejército está en el proceso de tomar el mando” porque “hay mucho resentimiento contra Robert Mugabe y su esposa”. A la vez, reconoció que “es la hora de salvar al país”, aunque pidió que “no haya derramamiento de sangre”.

Actualmente, Mugabe es el presidente con más edad en el mundo y el segundo en la lista de quienes han gobernado durante más tiempo en África, después de Teodoro Obiang en Guinea Ecuatorial. Tanto es así, que es el único presidente que tuvo el país desde que se independizó del dominio de una minoría blanca apoyada por Reino Unido, en 1980. Es decir, hace casi cuatro décadas.