Luego de que se agotara el stock y durante 20 días los consumidores entraran en un frenesí acorde a la gravedad de la sustancia, el jueves de mañana una docena de farmacias de todo el país volvieron a vender marihuana recreativa. Sin embargo, algo había cambiado.

“Ya no tiene gracia. Al principio estaba bueno, porque te comías una hora de cola pero salías en la tapa del Washington Post”, dijo a Los Informantes (diario) uno de los 15.000 registrados, que no quiso identificarse pero no nos importa, porque podemos pedirle al Estado todos sus datos. “Uno se sentía importante. Ahora es como ir a comprar preservativos; a lo sumo hacés una guiñada cómplice con el que tenés al lado, pero pasás desapercibido”, agregó.

Los farmacéuticos registrados, aquellos que entendieron que vender marihuana es algo tan inescrupuloso como vender golosinas o revistas del corazón, implementarán medidas para que los compradores, de por sí dispersos, no dejen de acudir a sus comercios. Estas incluirían periodistas falsos y todavía más golosinas junto a la caja registradora.