El sábado, el equipo de Martín Lasarte volvió a ganar luego de 42 días. En el ínterin cayeron la derrota con El Tanque Sisley de mediados de octubre y los varios fines de semana sin actividad, entre paros de jugadores y de árbitros. El éxito que redescubrió la suma de a tres no se parece en nada al anterior, logrado sin merecimientos y contra un Racing que lo metió bajo el arco. Por el contrario, la reciente victoria fue holgada y justificada. Hasta tuvo ese toque de rebeldía necesario para templar el espíritu ante un panorama que sigue siendo muy difícil. Es que, en su casa de Belvedere, Liverpool se puso en ventaja a los tres minutos. Pero Nacional reaccionó con contundencia y lo ganó 4-1.
Fue un día de reencuentro con la eficacia. La primera vez que los albos hicieron cuatro goles en lo que va del torneo, en el que sólo en una ocasión habían ganado por tres: a Juventud, cuando se jugaba la primera fecha y nadie sospechaba el complejo escenario actual. Además, Rodrigo Aguirre tiró a la basura la sequía personal y anotó su primer gol en el Clausura. Fue uno de los mejores de la cancha, con paño para asistir en anotaciones ajenas. Lo aprovechó Sebastián Rodríguez, que también brilló dando uno y haciendo dos. Ex negriazules, el delantero y el volante jugaron como inspirados por la visita a Belvedere. Tabaré Viudez los acompañó muy bien durante el primer tiempo, como Sebastián Fernández, de principio a fin. Con un cabezazo de Papelito, Nacional pasó a ganar y se acomodó definitivamente.
También fue un día de reencuentro con el funcionamiento. De arranque, Aguirre fue incontenible en el arte del nueve tirado atrás. Pivoteó con éxito y se lanzó con peligrosidad. Así, a los 12 minutos recibió un toque justo de Viudez y definió en carrera para el 1-1. A Liverpool le costó anular el circuito central. Cuando lo hizo, los tricolores activaron el frente izquierdo. Por allí se lució Sebastián Rodríguez, tanto en largo como conectando con sutileza pese al apriete de la banda. Fue el eslabón del medio entre un Alfonso Espino profundo y el segundo Viudez de la tarde, el que se tiró claramente a la izquierda para ser puntero. Los sufrieron Maximiliano Bajter y Santiago Viera, las fichas negriazules destinadas a esa ala.
Nacional exhibió un afán ofensivo que por momentos lo desequilibró. En el primer tiempo le costó jugadas de mano a mano ante sus defensas. Alexis Rolín estuvo atento para desactivar más de una. Con el tiempo, los jugadores de Liverpool fueron perdiendo la chispa inicial. Apenas dos minutos después del tempranero gol del volante Michel Acosta, el delantero Nicolás Royón casi hace otro. Pero el rápido empate de Aguirre transformó un partido de arranque infernal y cambiante. Con los minutos, al dueño de casa no le quedó mucho más que el juego por la izquierda del volante ofensivo Federico Martínez y las ganas del delantero Juan Ignacio Ramírez. De a poco, el arquero Rodrigo Rodríguez se volvió responsable de la persistencia de la igualdad. Hasta que Nacional rompió el maleficio de los goles errados en fechas pasadas y abrió la canilla en el complemento, cuando los dueños de casa renunciaron a la vocación contragolpeadora y pese a las salidas por lesión de los titulares Diego Polenta y Álvaro Tata González.
Ante dos líneas ajenas paradas en los últimos metros, el equipo de Martín Lasarte se esmeró para ser pensante. A los 60 minutos, Papelito cabeceó un centro de Rodríguez y puso el 2-1. A los 63, el que antes asistió recibió la pelota tras una enorme jugada de Aguirre y decretó el 3-1. 13 minutos más tarde, se mandó el golazo de la jornada desde fuera del área. En el medio, Fernández erró un penal al que Liverpool le respondió con un contraataque en el que el arquero Esteban Conde mandó al córner un remate del ingresado Federico Gallego. Fue la última cosquilla de un anfitrión largamente superado y carente de juego: eso que, al menos esta vez, le sobró a Nacional.