El secretario de Comercio británico, Greg Hands, viajó a Río de Janeiro, Belo Horizonte y San Pablo en marzo y mantuvo una serie de reuniones. Una de ellas fue con el viceministro de Minas y Energía, Paulo Pedrosa, a quien transmitió “directamente” las preocupaciones de Reino Unido. Por su parte, Pedrosa le dijo que estaba presionando al gobierno de Michel Temer para que accediera a los cambios solicitados por Reino Unido. Ambas partes reconocieron que existió esa reunión, pero negaron que hayan existido presiones. Aun así, en agosto Brasil renovó y amplió una serie de exenciones tributarias para las petroleras, y en octubre BP y Shell obtuvieron una concesión para explorar y explotar tres pozos de los yacimientos petroleros en la plataforma marítima brasileña.

La información sobre el intento de Reino Unido de influir sobre el gobierno brasileño fue revelada en un telegrama diplomático enviado por Hands al Departamento de Comercio Internacional durante su estancia en Brasilia. La organización Greenpeace accedió a ese documento mediante un pedido de acceso a la información pública presentado ante el Departamento de Comercio Internacional. Primero esta oficina le entregó un documento con partes censuradas, pero después hizo una segunda entrega con todo el texto, al parecer, por error.

En el texto, Hands dice que utilizó un “desayuno privado” para escuchar las preocupaciones de las empresas petroleras “acerca de los impuestos y de las licencias ambientales” en Brasil. Después trató estos temas “directamente” con Pedrosa, quien “confirmó que su ministerio ya estaba presionando a sus contrapartes dentro del gobierno de Brasil” para alcanzar cambios de este tipo.

En el cable, Hands también indica que agradeció la decisión que adoptó el gobierno de Brasil en febrero de reducir las exigencias para las empresas extranjeras de contratación de mano de obra local y de compras a empresas locales.

Después de acceder al documento, Greenpeace acusó al Departamento de Comercio Internacional de hacer lobby para la industria petrolera. “Es una doble vergüenza para el gobierno brasileño. El secretario de Comercio Internacional de [el ministro de Comercio] Liam Fox ha estado presionando al gobierno brasileño por un enorme proyecto petrolero que mina los esfuerzos climáticos que Reino Unido hizo en la cumbre de la Organización de las Naciones Unidas de Bonn”, dijo Rebecca Newsom, asesora política de Greenpeace. Las críticas medioambientales refieren a que Hands pidió que se acelerara el proceso de licitación de los pozos de la plataforma marítima, algo con lo que el gobierno de Temer ha estado de acuerdo, pese a que organizaciones ecologistas han advertido que esto puede perjudicar el medioambiente y acelerar el cambio climático.

Tanto el gobierno de Temer como el de la británica Theresa May negaron rápidamente que hayan existido presiones detrás de los cambios dispuestos en Brasil. El Departamento de Comercio Internacional británico manifestó por intermedio de un portavoz que es “responsable de fomentar oportunidades de inversión internacional para las empresas británicas, respetando al mismo tiempo los estándares ambientales locales e internacionales”. Sin embargo, agregó que “es absolutamente falso que nuestros ministros hayan hecho lobby para ablandar las restricciones medioambientales en Brasil”.

Por su parte, Pedrosa dijo al diario brasileño Folha de São Paulo que en la reunión se produjo “una discusión normal entre representantes de dos países” y que “la palabra ‘lobby’ es usada como si hubiese segundas intenciones, pero no fue así”.

Algunos senadores opositores de Brasil advirtieron que pedirán informes sobre esa reunión para saber si la decisión del gobierno fue adoptada debido a presiones de Reino Unido. “Para ellos es el mayor negocio de la historia del petróleo. Es un desastre más de este gobierno entreguista”, dijo Roberto Requião, quien integra el mismo partido que Temer pero es un dirigente crítico con el gobierno.