El Partido Popular austríaco (ÖVP, por sus siglas en alemán), demócratacristiano y de derecha, cerró trato el fin de semana con el ultraderechista Partido Liberal (FPÖ) para formar un gobierno de coalición después de dos meses de negociaciones. El ÖVP, liderado por quien asumirá como nuevo canciller de Austria, Sebastian Kurz, se vio obligado a pactar porque, a pesar de haber sido el más votado en las elecciones de octubre, no alcanzó la mayoría parlamentaria para poder gobernar en solitario.

Así, con un discurso que prometía “aires de renovación”, el partido de Kurz decidió romper con una década de alianzas con el Partido Socialdemócrata y darle otra oportunidad al euroescéptico y xenófobo FPÖ, que en los últimos comicios se consolidó como tercera fuerza política al recabar 26% de los votos.

El FPÖ, que surgió de una formación fundada en 1949 por antiguos nazis, ya formó una coalición de gobierno con el ÖVP en el 2000. En ese entonces, la incorporación de los ultranacionalistas al poder generó una fuerte oleada de protestas dentro y fuera del país, y llevó incluso a la Unión Europea (UE) a imponer sanciones diplomáticas a Austria, especialmente por las declaraciones xenófobas de quien lideraba la formación en aquel momento, Jörg Haider.

El sábado, el presidente austríaco, Alexander van der Bellen, dio el visto bueno a la alianza después de reunirse con Kurz y el actual líder del FPÖ, Heinz-Christian Strache. El mandatario, ex titular del partido ecologista Los Verdes, se había mostrado crítico con algunos compañeros de Strache debido a sus posturas radicales en materia de inmigración, por ejemplo. Sin embargo, el sábado, deseó al nuevo gobierno “todo lo mejor” y esperó que se mantenga una “colaboración con la confianza como base como hasta ahora”.

Unas horas después, la coalición presentó su programa de gobierno, que tituló “Juntos. Por nuestra Austria”. Allí, conservadores y ultranacionalistas abogan por un endurecimiento de la política de inmigración, el recorte de derechos a personas extranjeras y la defensa de una UE con menos competencias pero más eficacia.

En la conferencia de prensa, Strache, quien se convertirá en el próximo vicecanciller austríaco, dijo que una de las prioridades del nuevo gobierno será detener la inmigración ilegal. Para lograrlo, agregó, es necesario comenzar por “detener” las ayudas sociales a los inmigrantes. Por eso, adelantó que la renta mínima para los solicitantes de asilo se reducirá hasta los 428 dólares mensuales. El gobierno también luchará contra las falsas peticiones de asilo, tramitará de manera más rápida las solicitudes y acelerará las expulsiones de falsos solicitantes de asilo, agregó el líder ultranacionalista.

Por su parte, también en materia de inmigración, Kurz insistió en que quedará descartado el sistema de reparto solidario de refugiados, una estrategia que sí defiende al actual canciller, el socialdemócrata Christian Kern. “No podemos perder el tiempo en la discusión del reparto de refugiados, cuando sabemos que no funciona”, dijo.

Más adelante, en un posible intento de calmar a quienes ven con desconfianza el pacto de gobierno con una formación euroescéptica, Kurz aseguró que el nuevo gobierno tiene una “orientación pro europea” y que los dos partidos quieren “contribuir de forma activa en la UE”.

Como muestra de esa voluntad, Strache anunció que durante la negociación con el ÖVP su formación había renunciado a la posibilidad de que la salida del país de la UE pudiera ser decidida algún día mediante un referéndum.

Otras medidas anunciadas por los dos líderes fueron la reducción de los impuestos a quienes tienen ingresos bajos y una jubilación mínima de 1.400 dólares a quienes hayan trabajado más de 40 años.

El nuevo gobierno de coalición, que asumirá en las próximas horas, cuenta con 13 ministerios que quedaron divididos equitativamente entre los dos partidos. Además de la jefatura de gobierno, que quedará en manos de Kurz –quien, con 31 años, se convertirá en el jefe de gobierno más joven de la UE–, el ÖVP ocupará las carteras de Finanzas, Economía, Educación, Mujeres, Justicia, Cultura y Agricultura, así como un ministerio dedicado a Asuntos Europeos, que será independiente del Ministerio de Relaciones Exteriores.

En tanto, el FPÖ quedará a cargo de la gestión de dependencias fundamentales como Interior, Defensa y Relaciones Exteriores, además de encabezar los ministerios de Asuntos Sociales y Salud, Infraestructuras y Deportes.