Se están cumpliendo diez años de la implementación del Sistema Nacional Integrado de Salud, (SNIS). Sin duda alguna, se trata de la reforma más importante que se haya realizado en Uruguay en varias décadas. No exenta de errores y riesgos, ha significado un salto sustancial de calidad en la salud de los uruguayos. Como toda reforma, es perfectible y debe profundizarse en aquellas áreas en las que las resistencias al cambio han sido más duras.
En tal sentido, el gobierno frenteamplista, por medio de su fuerza política, ha lanzado una campaña para defender los logros y renovar los esfuerzos. Dicha campaña tuvo su punto de partida público en la reunión del 25 de octubre en La Huella de Seregni, bajo la consigna “Construyendo salud”. Esta convocatoria fue seguida de otras en los 19 departamentos, con asambleas en las que se exponían los avances, las direcciones futuras de acción, así como se recogían de los ciudadanos frenteamplistas las diferentes ideas al respecto.
Todo esto es plausible y beneficioso. Sin embargo, llama la atención que en el discurso de aquellos que son responsables oficiales de esta campaña (algunos de ellos, actores fundamentales de la reforma), el Hospital de Clínicas no se menciona.
Debemos reconocer que en la década recorrida y en diferentes administraciones frenteamplistas existieron esfuerzos para integrar al Hospital de Clínicas al SNIS, especialmente por la vía de convenios entre la Administración de los Servicios de Salud del Estado (ASSE) y las autoridades universitarias, tratativas no siempre fáciles de concretar, en gran medida por la resistencia de los sucesivos directorios de ASSE a otorgarle al hospital universitario el lugar que se merece como efector del sistema público de atención.
No está de más recordar, en líneas sucintas, el papel que el hospital en particular y la Universidad de la República (Udelar) en general han cumplido y cumplen como formadores de profesionales de la salud, la atención que se brinda a los usuarios del área pública, el desarrollo de iniciativas tecnológicas únicas en el país (cirugía de epilepsia, cirugía de Parkinson, Unidad de ACV, etcétera, dentro de la disciplina que nos incumbe), y la investigación desarrollada en el área de la medicina.
Se definen de esta manera cuatro de sus funciones capitales: la atención de una población del área pública extensa, la formación de recursos humanos, la inclusión en Uruguay de tecnología de avanzada sin fines de lucro, y la investigación. Dos de ellas (atención e inclusión de tecnología) las comparte con otros efectores, como ASSE, mientras que las otras dos (formación de recursos humanos e investigación) son objetivos específicos del Clínicas.
El devenir del hospital desde su fundación siempre fue complejo y no estuvo exento de polémicas. Pero siempre ha existido una constante: su penuria económica. Al período de la dictadura, que significó el retroceso de lo que el hospital había sido en la década de 1960, le sucedió la democracia con los diferentes gobiernos colorados y el gobierno blanco. La variable económica no mostró cambios; al contrario, sumó reveses y llegó a situaciones límites de funcionamiento. La llegada de un gobierno de izquierda abrió la esperanza en que el hospital ocupara el espacio que históricamente se merece.
Si bien en el discurso las autoridades gubernamentales y la fuerza política de gobierno reconocieron en algún momento que el hospital era un pilar insustituible e imprescindible en el sistema público de atención, sus demandas acerca de su integración efectiva al SNIS, junto a las presupuestales, fueron, de hecho, relegadas. ASSE, en vez de visualizar al Clínicas como un aliado en la estrategia de mejorar la condición de salud de los uruguayos, lo ve como un competidor respecto de los recursos económicos que se destinan al sector de la salud.
En el documento que se distribuyó en la actividad mencionada, titulado “Bases programáticas. Tercer gobierno nacional del Frente Amplio (2015-2020)”, no aparece mencionado el hospital universitario como uno de los objetivos a fortalecer.
Es de público conocimiento que al comienzo de este período gubernamental el presidente de la República, doctor Tabaré Vázquez, mantuvo contactos con referentes universitarios para resolver de una manera definitiva este asunto. En este mismo sentido, luego de celebradas las elecciones nacionales, tuvo lugar una reunión entre diferentes actores del Hospital de Clínicas con la doctora María Julia Muñoz y con el señor Víctor Rossi, quienes serían designados ulteriormente ministros de Educación y Cultura y de Transporte y Obras Públicas, respectivamente. Dicho encuentro permitió alentar expectativas para resolver estos temas.
Por otra parte, el actual rector de la Udelar, Roberto Markarian, consideró que la inclusión del Hospital de Clínicas en el SNIS y su sustentibilidad económica eran prioritarias para su administración. En este marco, la Udelar aprobó el Proyecto de Refuncionalización de la Planta Física, luego de un detenido estudio de las potencialidades existentes y tratando de aprovechar al máximo las condiciones favorables en su estructura. Aprobado por unanimidad en el Consejo Directivo Central de la Udelar, este proyecto fue presentado al Poder Ejecutivo y despertó opiniones favorables del presidente.
Sin embargo, en este proceso comienzan a aparecer nubes negras en el horizonte. Desde los ministerios de Economía y Finanzas y de Salud Pública se propone como única alternativa para financiar esta obra la vía de la participación público-privada (PPP). Quienes conocen las características de este tipo de proyectos saben que no es una vía pertinente para encarar este tipo de emprendimientos. En este sentido se han manifestado tanto técnicos locales como internacionales. En estas circunstancias, la Udelar contrapone otras alternativas de financiación, que no son aceptadas por el gobierno. En suma, “Vuelva al punto de partida”, en el juego de la oca.
Llama poderosamente la atención que, reconocido el papel relevante del Hospital de Clínicas en diferentes momentos, se hayan mantenido las intransigencias en las negociaciones; hoy el tema ni siquiera es mencionado, en el justo momento en que se quiere dar un nuevo impulso a la reforma.
Esta incertidumbre nos interpela en cuanto al porqué de esta omisión sistemática. ¿Vamos todos los frenteamplistas en la misma dirección? ¿Será necesario comenzar por definir nuevamente el sistema de salud al que apuntamos? Las potencialidades que tiene el Hospital de Clínicas no las tiene ningún otro hospital. Las actividades que allí se desarrollan, en la atención de los usuarios, en la formación de los recursos humanos en salud, y en investigación genuina y vinculada a los intereses del país, no se encuentran en ninguna otra institución de asistencia pública ni privada.
Quizá su mayor fortaleza esté en los recursos humanos, en los funcionarios docentes y no docentes, comprometidos con la labor de asistencia, enseñanza e investigación que define al Clínicas, y que tiene como destinatario al usuario que allí se asiste.
Los autores de esta nota somos conscientes de que no habrá segunda reforma de la salud, sólida, si no se ubica al Hospital de Clínicas como un protagonista activo y privilegiado de los cambios que necesitamos profundizar.
Prof. Dr. Ronald Salamano - Ex director del Instituto de Neurología, Hospital de Clínicas
Prof. Agdo. Dr. Carlos N Ketzoian - Ex coordinador de Investigación y Enseñanza, Dirección del Hospital de Clínicas.