El Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB) tuvo este fin de semana su convención nacional, en la que eligió al gobernador de San Pablo, Geraldo Alckmin, como su nuevo presidente, una designación que ya había sido negociada entre los distintos sectores del partido.

En su discurso durante la convención, Alckmin elogió las medidas adoptadas por el gobierno de Michel Temer, que tiene integrantes del PSDB y cuenta con el respaldo de este partido en el Congreso. Además, el dirigente criticó al ex presidente Luiz Inácio Lula da Silva, que aparece primero en intención de voto en las encuestas, en las que él figura con 6%.

“Lula quiere volver después de haber quebrado al país, pero estén seguros de que los vamos a derrotar en las urnas” en octubre, aseguró el gobernador de San Pablo. Además, Alckmin adelantó que sus propuestas de política económica se encuentran en la misma línea que las decisiones del actual Ejecutivo: privatizaciones, “responsabilidad fiscal” y un Estado que sea exclusivamente “regulador y fiscalizador”.

Se esperaba que la convención del PSDB se pronunciara sobre el futuro de su relación con el gobierno de Temer, ya que si bien el partido no decidió formalmente abandonarlo, en los hechos se está retirando. Sin embargo, el PSDB no tomó una decisión al respecto. Lo que sí hubo fue un llamado de Alckmin a respaldar la reforma jubilatoria propuesta por el Ejecutivo de Temer y rechazada por la oposición y los movimientos sociales. El nuevo presidente del partido también pidió: “Que consten los esfuerzos del actual gobierno, que poco a poco comienza a revertir la tragedia económica a la que el país había sido arrastrado”.

Fuentes cercanas a Alckmin consultadas por los diarios Folha de São Paulo y O Estado de São Paulo dijeron que este gesto de acercamiento obedece a un cambio en la estrategia del PSDB ante las próximas elecciones. Si bien en un comienzo optó por tomar distancia del gobierno por su baja popularidad, ahora apuesta a que en los próximos meses se alcance una mejora económica notoria de la que el PSDB piensa sacar rédito político.

Pese a su propuesta conservadora, el PSDB presenta la precandidatura de Alckmin como una opción de centro, con la intención de diferenciarla de aquellas que señala como de ultraizquierda y de ultraderecha, y que identifica con Lula y Jair Bolsonaro, respectivamente. Con este acercamiento al Partido del Movimiento Democrático Brasileño de Temer, el PSDB también busca evitar la aparición de una nueva candidatura de “centro” y reunir a las fuerzas que integran el actual gobierno, que son mayoritarias en el Congreso, detrás del nombre de Alckmin. Sin embargo, formalmente, cualquier decisión en este sentido será adoptada después de que Alckmin sea confirmado como candidato presidencial. Esta confirmación podría haberse dado en la convención del fin de semana, pero de forma imprevista lanzó su precandidatura el alcalde de Manaus, Arthur Virgílio, lo que demoró esta decisión.

Pese a las palabras de Alckmin, en los hechos el PSDB está saliendo del gobierno de Temer y en el último mes redujo su número de ministros de cuatro a dos. Cuando se profundizó la discusión interna sobre si seguir o no en el Ejecutivo, a mediados de noviembre, renunció el ministro de Ciudades, Bruno Araújo, y el viernes dejó su cargo el ministro jefe de la Secretaría de Gobierno, Antonio Imbassahy. Ambos manifestaron públicamente que esta decisión se debía a las discusiones dentro del partido y aseguraron que seguirán apoyando al Ejecutivo desde sus bancas en la Cámara de Diputados.

Durante la convención, hubo dirigentes que pidieron la salida del Ejecutivo de otra integrante del PSDB, la ministra de Derechos Humanos, Luislinda Valois, pero no la del canciller, Aloysio Nunes, argumentando que este último es un cargo vinculado con una “política de Estado”, más allá de los partidos.