El ex presidente francés Nicolas Sarkozy tendrá que enfrentar un juicio por la supuesta financiación irregular de su campaña por la reelección de 2012, en la que perdió frente al actual gobernante, el socialista François Hollande. Según la acusación, el ex mandatario conservador gastó 45 millones de dólares a pesar de que el límite autorizado era de 24 millones. Para ocultarlo, el político habría tramado una red de falsificación de facturas y documentos por medio de la agencia de comunicación Bygmalion, información que difundió el semanario Le Point y motivó la apertura de una investigación judicial en 2014.

En ese entonces, Sarkozy negó estar al tanto de las estrategias para ocultar los gastos reales de su campaña y culpó al entonces presidente de su partido, la Unión por un Movimiento Popular (UMP), Jean-François Copé. Eso no evitó que los jueces lo imputaran por la supuesta financiación ilícita de su campaña, en febrero de 2016. Los testigos interrogados en el marco de este caso dieron a entender, según la acusación, que Sarkozy estaba al tanto del incremento de los gastos de su campaña a pesar de las advertencias lanzadas en marzo y abril de 2012, semanas antes de las elecciones.

Según medios franceses como el diario Le Monde, el Tribunal Correccional de París lo juzgará junto a otros 13 acusados. Si no prospera un recurso que presentaron ayer los abogados de Sarkozy para eludir el juicio, el ex presidente puede enfrentar una pena de hasta un año de cárcel y 4.000 dólares de multa.

El anuncio llega en plena campaña electoral, en la que otros políticos enfrentan escándalos y acusaciones. Uno de ellos es el candidato de la derecha François Fillon, que le ganó a Sarkozy en las primarias de Los Republicanos, el partido que creó el presidente como una continuación de la UMP. Si bien Fillon empezó la carrera a la presidencia como favorito, se hundió en los sondeos de intención de voto después de que el semanario Le Canard Enchaîné sacara a la luz información sobre el enriquecimiento de su familia gracias a empleos públicos ficticios de su esposa y dos de sus hijos.

El lunes, en una conferencia de prensa, el ex primer ministro volvió a insistir en que los trabajos como asistentes parlamentarios de sus familiares eran “legales y transparentes” y que su remuneración estaba “justificada”, aunque admitió por primera vez que desde el punto de vista ético pudo haber cometido un error al emplearlos. También denunció ser víctima de un “linchamiento mediático” encabezado por ciertos sectores del gobernante Partido Socialista y aseguró que “sigue en pie”.

En un adelanto de su edición de hoy, el semanario francés agregó nueva información sobre el caso, que sugiere que la esposa de Fillon, Penelope, ganó más de 48.000 dólares en dos indemnizaciones por despido pagadas por el Parlamento, que se suman a los 800.000 dólares que habría ganado como asistente del candidato conservador. Por el momento, y a pesar del impacto negativo que tuvo en las encuestas, su partido lo mantiene como candidato a la presidencia.

Fuera de Los Republicanos, el escándalo tocó también al candidato independiente Emmanuel Macron, que fue ministro de Economía de Hollande hasta hace unos meses y que cuenta con apoyo de dirigentes socialistas. Este candidato, que está casado desde hace diez años con Brigitte Trogneux, tuvo que salir a rechazar públicamente los rumores que lo relacionaban sentimentalmente con el presidente ejecutivo de Radio Francia Internacional, Mathieu Gallet. “Si les dicen que llevé una doble vida con el señor Gallet es porque mi holograma se ha escapado”, dijo el lunes el ex ministro, con un tono irónico y sin dar detalles. “Este rumor no sólo es desagradable para Brigitte, sino que además ella, que comparte mi vida de día y de noche, se pregunta cómo me las arreglo físicamente”, agregó, en un intento de restarle importancia al asunto.