El ex presidente catalán Artur Mas asumió la “máxima responsabilidad” por el referéndum independentista celebrado en noviembre de 2014. Lo hizo durante la primera jornada del juicio en su contra por convocar esta consulta a pesar de la suspensión cautelar dictada por el Tribunal Constitucional (TC). Mas es acusado, junto a la ex vicepresidenta Irene Rigau y la ex consejera Joana Ortega, de los delitos de prevaricación y desobediencia grave y se enfrenta a una pena de diez años de inhabilitación para ocupar cargos públicos.

A pesar de asumir la responsabilidad “de la idea” de llevar adelante el referéndum, el ex mandatario insistió en que “no había ánimo de cometer ningún delito ni de desobedecer a nadie”. Según su defensa, el referéndum no fue “directamente organizado” por su administración sino por 42.000 voluntarios de la sociedad civil a los que el gobierno catalán simplemente les prestó “apoyo”.

Mas apuntó contra el gobierno del presidente español, Mariano Rajoy, por “ridiculizar” el proceso y presentar el recurso ante el TC 15 días después del anuncio de la convocatoria, a la vez que criticó al propio tribunal por no detallar las consecuencias legales de seguir adelante con la consulta.

Los acusados llegaron al Tribunal Superior de Justicia de Cataluña acompañados por el actual presidente catalán, Carles Puigdemont, y la presidenta del Parlamento, Carme Forcadell. Puertas afuera, cerca de 40.000 personas -según el diario español Público- se manifestaban en apoyo a Mas. Forcadell dijo a la radio Catalunya que la movilización que provocó el juicio es “la prueba de que realmente hay muchísima gente que se siente orgullosa de lo que pasó el 9 de noviembre” y agregó: “Tal como se ha demostrado, el pueblo de Cataluña tiene la firme voluntad de decidir su futuro. Esto no se detendrá”.