La votación de hoy en Holanda es la primera de una serie de elecciones en Europa que marcarán el verdadero poder electoral de las ultraderechas en varios países, entre ellos Francia. El aumento de la popularidad de este sector político en los últimos años ha tenido distintas repercusiones según los países. En el caso de Holanda, motivó que el gobernante Partido Popular por Libertad y Democracia (VVD) llevara sus promesas de campaña un paso más a la derecha, en un intento de restarle apoyo al Partido de la Libertad (PVV) de Geert Wilders. Esto llevó a que, durante la campaña, el primer ministro Mark Rutte, del VVD, prometiera un aumento de las restricciones que limitan los pedidos de refugio por parte de los inmigrantes en el país y a que utilizara un tono más nacionalista, especialmente en sus palabras acerca de la Unión Europea, de la que Wilders quiere salir. “Holanda tiene que seguir siendo Holanda” y “nuestros valores deben ser protegidos” fueron algunas de sus frases de campaña.

Según las encuestas, esto le ha dado resultados: en la última semana, la intención de voto al VVD aumentó y le permitiría contar con una bancada de 27 escaños -antes su apoyo equivalía a 24 bancas-, mientras que el PVV cayó de 20 a 16. Hoy se eligen los integrantes de la Segunda Cámara de los Estados Generales (la cámara baja holandesa), que es la más importante y cuenta con 150 bancas. La Primera Cámara de los Estados Generales está integrada por senadores que son elegidos por los gobiernos provinciales. Actualmente el VVD cuenta con la mayoría en ambas cámaras, seguido por el Partido del Trabajo (PvdA) que, según los sondeos, en estas elecciones perdería su lugar de segundo partido debido al crecimiento del PVV.

Las encuestas anteriores mostraban un escenario más parejo, aunque eso no indica que el PVV pueda llegar al poder, ya que para eso necesita el apoyo de la mayoría del Parlamento, algo que parece poco probable porque casi todos los partidos holandeses han asegurado que no le darían sus votos. En todo caso, la intención de voto de Wilders está en el entorno del 20%, un porcentaje similar al que respalda a Rutte.

Con este escenario, Wilders mostró su cara más derechista en el único debate electoral, que tuvo lugar en la noche del lunes, y pidió “cerrar las fronteras como única solución” a una crisis como la que se generó con el gobierno turco de Recep Tayyip Erdogan. El intento de la ministra turca de Asuntos Familiares, Fatma Betül Sayan Kaya, de celebrar un acto político en el consulado turco en Rotterdam, hizo que las declaraciones de los políticos holandeses giraran en torno a este tema en los últimos días de la campaña. El gobierno prohibió que se realizara el acto alegando motivos de seguridad pública, un argumento que fue rechazado por Turquía, que tomó acciones diplomáticas como represalia.

Los sondeos de opinión muestran que la mayoría de los holandeses estuvo de acuerdo con las medidas adoptadas por el gobierno y que no pretendían que este fuera más duro, tal como propuso Wilders. En el debate, el líder populista también aseguró que 60% de los turcos que viven en Holanda votaron a Erdogan en las últimas elecciones de su país, lo que demuestra que “no están integrados” a Holanda, porque si lo estuvieran no respaldarían a un gobierno de tendencia islamista.

Por otra parte, en las horas previas a la elección, la organización Wikileaks anunció en su cuenta de Twitter que hizo públicos 1.699 documentos sobre Rutte y 1.392 sobre Wilders. La agencia de noticias Efe informó que los cables sobre Wilders refieren a un intento de formar una alianza con otros partidos europeos de ultraderecha con el objetivo de prohibir la inmigración desde países islámicos. Por su parte, los de Rutte son mayoritariamente mensajes intercambiados entre su equipo y el ex presidente estadounidense Barack Obama con motivo de la visita de este último a Holanda. Según informó la agencia de noticias, la mayoría de los documentos parece haberse filtrado de cables diplomáticos estadounidenses.