En el caso latinoamericano, en las próximas elecciones se podría afianzar un giro a la derecha que parece haber comenzado con la llegada de Mauricio Macri al poder en Argentina, a fines de 2015, y la designación de Michel Temer como presidente de Brasil, en agosto de 2016. En unos meses, esta tendencia podría repetirse en Chile, Ecuador y Honduras. En Argentina, será la primera oportunidad de que macrismo y kirchnerismo midan sus fuerzas desde el triunfo electoral de la alianza Cambiemos, en 2015.

El ascenso de la extrema derecha en Europa, en tanto, tuvo mojones en los últimos meses, que dieron impulso a los ultraderechistas de Francia y Alemania. En Holanda, por ejemplo, el Partido por la Libertad fue el segundo más votado en las elecciones de la semana pasada y sumó cinco escaños más en el Parlamento. En diciembre pasó algo similar cuando el ultranacionalista austríaco Norbert Hofer perdió por pocos votos en las presidenciales.

Centro, derecha o ultraderecha

Lo que pasa este año en Francia es el reflejo de un fenómeno que se desarrolla en otros países de Europa y que tiene que ver con el avance de los partidos y los movimientos nacionalistas de derecha y extrema derecha, que medirán su fuerza en las elecciones del 23 de abril. El panorama electoral francés está marcado, además, por la estrepitosa caída del gobernante Partido Socialista (PS) -asociada a una impopularidad sin precedentes del presidente François Hollande- y por la fragmentación de la izquierda en diversas organizaciones políticas.

Como elemento extra podría sumarse, en este caso, el inesperado apoyo que recibió Emmanuel Macron, que se postuló como independiente y se niega a ubicarse a la izquierda o a la derecha del espectro político. El dirigente conquistó a los votantes jóvenes y también encontró respaldo en una gran parte del electorado de izquierda, desorientado frente a la crisis interna del PS.

Aunque los aspirantes franceses son 11 en total, sólo dos tienen posibilidades reales de llegar al Elíseo, según las encuestas de intención de voto: Macron, del movimiento ¡En Marcha!, y la líder del ultraderechista Frente Nacional, Marine Le Pen. El candidato de Los Republicanos, el conservador François Fillon, arrancó la carrera como favorito pero cayó después de que se revelara un caso de corrupción por el cual fue imputado hace unos pocos días. Un sondeo elaborado por la encuestadora Opinionway y publicado el miércoles por el diario Les Écho muestra un avance de Le Pen, que sería la más votada en primera vuelta con 27% de las preferencias. En segundo lugar, y muy de cerca, quedaría Macron, con 25%, seguido por el cada vez más hundido Fillon, con 19%.

La situación daría un giro en la segunda vuelta, prevista para el 7 de mayo, ya que Macron ganaría con 61% de los votos frente a Le Pen, que obtendría tan sólo 39%, según la misma encuesta.

El aspirante oficialista, Benoît Hamon, aparece relegado en el cuarto lugar en todos los sondeos. Hamon ganó unas primarias socialistas que se caracterizaron por dos concepciones distintas de “izquierda”: la que él encarnaba, más tradicional y progresista, y una más moderada, que representaba el ex primer ministro Manuel Valls. La derrota de este último -a quien respaldó la cúpula del PS- fue una muestra del rechazo de los franceses al gobierno de Hollande y de la necesidad de un cambio. Pero el programa de Hamon parece no haber atraído la atención suficiente y las encuestas muestran desde hace semanas una fuga de votos de la que se benefició, una vez más, el centrista Macron.

Con o sin ella

Lo que define Alemania en las elecciones del 24 de setiembre es, básicamente, la continuidad de la canciller Angela Merkel, que se convirtió para muchos votantes en un símbolo de estabilidad en la Europa de los refugiados, el terrorismo yihadista, el brexit y el avance de la extrema derecha.

La permanencia de Merkel en el poder era casi un hecho -sigue siendo la figura política más popular de Alemania después de 12 años en la jefatura de gobiernohasta que el Partido Socialdemócrata (SPD) eligió al ex presidente del Parlamento Europeo Martin Schulz como candidato. Con aires de renovación y la justicia social como bandera, la entrada de Schulz en la competencia puso en riesgo las chances de Merkel de ser reelecta, según muestran las últimas encuestas, en las que el SPD -actual socio en la coalición de gobierno- incluso llegó a superar por momentos a la Unión Demócrata Cristiana (CDU) de la actual canciller.

Aun así, los sondeos publicados este mes en medios como el diario Bild y el canal público ARD muestran que Merkel lidera la actual campaña electoral para lograr su reelección. Lo hace con poco margen: la CDU logra 33% de las preferencias y aventaja por sólo un punto al SPD (32%).

En el tercer puesto se ubica el partido ultraderechista Alternativa por Alemania, que con 10% de apoyo tiene grandes chances de entrar por primera vez al Parlamento alemán. Le siguen La Izquierda, con 8%, y el Partido Verde, con 7%.

El estudio de ARD reveló, además, que este mes Merkel alcanzó el máximo nivel de popularidad desde setiembre de 2015, cuando tomó la decisión de abrir las fronteras del país al flujo masivo de refugiados. Según los datos de la consulta, la canciller avanzó cinco puntos y se ubica en 60% de intención de voto, superando a Schulz, que tiene 52%.

En todos los escenarios, Schulz está cerca de Merkel. El ex presidente del Parlamento Europeo reactivó al SPD, lo hizo crecer en las encuestas y también en las filas: se dice que el partido no tenía tantos miembros nuevos desde fines de los años 90. Ayer, el político fue confirmado con 100% de los votos como líder de la formación. “Este resultado es el inicio de la conquista de la cancillería”, dijo Schulz, emocionado, después de la votación. Y puede tener razón. Por primera vez en más de una década, la invencibilidad de Merkel es puesta en duda por lo que los medios alemanes están llamando “el efecto Schulz”.

Macrismo, kirchnerismo y otros

El resultado de las elecciones legislativas del 22 de octubre en Argentina es fundamental para el futuro del gobierno de Mauricio Macri y, en particular, para las posibilidades de que busque la reelección en 2019. En las legislativas de mitad de mandato suelen surgir figuras políticas nuevas, como sucedió con Sergio Massa en 2013, o reafirmarse los grupos gobernantes, como sucedió con la propia Cristina Fernández cuando, en 2005, fue electa senadora por la provincia de Buenos Aires (antes había ocupado una banca por Santa Cruz).

Además, estas elecciones llegan en un año en el que el gobierno espera la anunciada mejoría de la situación económica, que todavía no llegó, y mientras la popularidad de Macri atraviesa una caída, moderada, pero sostenida. Según una encuesta de Management & Fit, publicada ayer por el diario Clarín, por primera vez son más los consultados que desaprueban la gestión de Macri que aquellos que la aprueban: 44,2% a 40,2%.

El partido de Macri, Propuesta Republicana (Pro), no contaba con suficientes nombres para presentarse en solitario a estas elecciones, por lo que optó por mantener la coalición con la que llegó a la presidencia, Cambiemos, integrada también por la Unión Cívica Radical (UCR) y la Coalición Cívica (CC) de Elisa Carrió. Sin embargo, los 16 meses de gobierno han hecho mella en la alianza, en especial en la relación entre el Pro y la UCR. En los últimos meses varios dirigentes radicales de peso han criticado a Macri y a sus asesores por no consultar con sus aliados las distintas iniciativas antes de presentarlas públicamente. Incluso han señalado al Ejecutivo que una consulta previa podría evitar que el gobierno tenga que corregir sus propuestas después de haberlas presentado, como sucedió en varias ocasiones en los últimos meses. El Pro aceptó este planteo y el propio Macri ha dicho, en reuniones privadas, que pretende activar encuentros periódicos con la UCR y la CC.

El escenario en cuanto a nombres está poco claro y los partidos tienen hasta junio para definir sus alianzas y precandidatos para las elecciones primarias del 13 de agosto. Sin embargo, en grandes líneas, se espera que Carrió sea candidata a senadora por Cambiemos. En la oposición, se prevé una alianza entre el Frente Renovador de Sergio Massa y el partido Generación para un Encuentro Nacional, de Margarita Stolbizer. Todavía se desconoce qué nombres presentará el Partido Justicialista y, en particular, si la ex presidenta Cristina Fernández se postulará a una banca. Por su parte, el ex candidato presidencial y ex gobernador de la provincia de Buenos Aires Daniel Scioli ya descartó que tenga planes de postularse.

Las pocas encuestas publicadas hasta ahora sobre las elecciones legislativas indican que en la provincia de Buenos Aires, clave en estos comicios, el voto está dividido en tres partes iguales entre los candidatos que presente la dupla Macri-Vidal, los que respalden a Massa-Stolbizer y los que proponga el kirchnerismo.

Piñera pronto

En Chile la derecha busca volver al poder con la coalición Chile Vamos. Su principal ficha es el ex presidente Sebastián Piñera, que hoy presentará su precandidatura. Según las últimas encuestas, Piñera lidera la intención de voto con 29% de respaldo para las elecciones del 19 de noviembre. Lo sigue el periodista Alejandro Guillier, que es senador independiente pero suele apoyar las iniciativas oficialistas y podría ser candidato por la coalición de gobierno, la centroizquierdista Nueva Mayoría. En la última encuesta, Guillier figura con 25% de intención de voto y, según distintos estudios, su respaldo está cayendo.

Varios analistas políticos han opinado en los medios chilenos sobre el crecimiento de Piñera y la caída de Guillier. Entre otras cosas, señalan que Piñera tiene un respaldo amplio dentro de Chile Vamos, donde dos de los cuatro partidos (Renovación Nacional y la Unión Demócrata Independiente) lo proclamarán precandidato y sus rivales en la interna cuentan con un apoyo muy tímido.

En cambio, en Nueva Mayoría sólo el Partido Radical tiene a Guillier como su candidato, mientras que los demás están intentando imponer uno propio. Por ahora, los confirmados son el ex presidente Ricardo Lagos por el Partido Socialista y Carolina Goic por Democracia Cristiana.

Además, Nueva Mayoría enfrenta la dificultad extra que representa el surgimiento de una nueva coalición política: el Frente Amplio, liderado por jóvenes diputados que surgieron de movimientos sociales, sobre todo estudiantiles, que cuestionan el sistema en el que las dos grandes coaliciones se alternan en el poder, y se presentan como una alternativa al establishment.

Piñera también enfrenta dificultades extra: las sospechas de corrupción en su contra. Desde que dejó la presidencia, en 2014, se han iniciado varias investigaciones dirigidas a saber si durante su gestión incurrió en tráfico de influencias, usó información privilegiada o si su campaña electoral tuvo aportes irregulares.

Segundas partes hondureñas

Honduras determinará este año si, por primera vez en su historia, tendrá al mismo presidente por dos mandatos consecutivos. Gracias a una decisión de la Corte Suprema de Justicia, que reinterpretó la Constitución, Juan Orlando Hernández podrá buscar la reelección. El domingo 11 de marzo el presidente hondureño ganó las internas en el Partido Nacional y se definió quiénes, en principio, serían sus contendientes. Los que tienen más peso son Xiomara Castro, la esposa del ex presidente Manuel Zelaya, del Partido Libertad y Refundación (Libre) y Luis Zelaya, del Partido Liberal (PL).

Sin embargo, el número de candidatos podría reducirse, ya que varios partidos han manejado la posibilidad de presentar una candidatura común opositora. Las negociaciones sobre este tema se intensificarán en las próximas semanas, pero se prevén difíciles, en especial entre Libre y el PL. Dentro del PL hay sectores que defienden que la candidatura opositora debe quedar en manos de Luis Zelaya, porque el PL es un partido tradicional que está recuperándose de una etapa difícil, inaugurada en 2009 con la destitución de Manuel Zelaya, que enfrentó a diferentes sectores del partido. Por su parte, Libre considera que la candidata debe ser Castro, porque este partido es hoy el más grande de la oposición y cuenta con una bancada superior a la del PL (37 ante 27). También se integrarían en la alianza los partidos Anti Corrupción e Innovación y Unidad Social Demócrata.

Algunos jerarcas del Partido Nacional han manifestado su confianza en que la oposición no va a lograr una coalición que haga peligrar su victoria electoral, pero también han dejado ver su temor ante la posibilidad de que sí lo logre.

Ecuador dividido en dos

La Revolución Ciudadana liderada por Rafael Correa podría detenerse y revertirse abruptamente si la derecha gana la segunda vuelta de las elecciones, que se celebrará el 2 de abril. El banquero Guillermo Lasso, del Movimiento Creando Oportunidades, es el candidato opositor que pasó a la segunda vuelta y se enfrentará con el oficialista Lenín Moreno, que se presenta como una garantía de la continuidad de la gestión de Correa.

Estas son las primeras elecciones desde 2006 en las que Correa no aparece como candidato. En un país golpeado por dificultades económicas y con sectores que se oponen firmemente al gobierno -especialmente los empresariales-, la oposición vio la oportunidad de llegar al poder y terminar con el proceso iniciado en 2007 por el actual presidente. Si bien los intentos de alcanzar una alianza antes de las elecciones no dieron resultados, por la vía de los hechos hoy casi todos los partidos opositores respaldan a Lasso, al que señalan como el representante del “cambio” que busca “el pueblo”.

Al igual que otros candidatos de derecha, Lasso prometió impulsar varios referéndums para revertir algunos cambios constitucionales aprobados durante la gestión de Correa, como la ley que regula los medios de comunicación, y desmantelar varias de las políticas públicas impulsadas por el gobierno actual. El banquero propone reducir el papel del Estado en la economía y liberalizarla completamente para que se regule según las normas del mercado.