La irlandesa Marie Collins denunció que la curia no está cooperando con la Pontífica Comisión vaticana para la Protección de Menores para evitar que se repitan abusos sexuales por parte de sacerdotes. Collins fue víctima de esos abusos en su niñez y se ha convertido en un referente en este tipo de denuncias. Por eso fue significativo que el papa Francisco, recién designado, la llamara a integrar una comisión de ese tipo.

Pero Collins renunció ayer a ese ámbito “por la falta de colaboración con la comisión de parte de otras instancias de la curia romana”, algo que calificó de “vergonzoso” en una carta que hizo pública la propia comisión. “Es desolador ver cómo en 2017 estos hombres todavía pueden anteponer otras inquietudes a la seguridad de los menores y los adultos vulnerables”, dijo al periódico católico estadounidense National Catholic Reporter.

En un comunicado, Collins lamentó “la resistencia de algunos miembros de la curia vaticana a poner en marcha las recomendaciones de la comisión, a pesar de haber sido aprobadas por el papa”, y responsabilizó en particular a la Congregación para la Doctrina de la Fe. Además, señaló que la comisión no tiene la financiación adecuada y que cualquier trámite, como la contratación de personal externo, conlleva demoras y dificultades excesivas.

Collins también dijo en la entrevista que ella cree que Francisco tiene un “verdadero deseo” de solucionar el problema, pero nunca pudo hablar con él directamente porque los que lo rodean le han bloqueado los caminos. En un comunicado, el Vaticano dijo que el papa aceptó la renuncia “con un profundo aprecio de su trabajo en nombre de las víctimas y los sobrevivientes de abuso”. De las personas que sufrieron esas agresiones, Collins era la única que permanecía en la comisión.