En la cancha de los franjeados, los locatarios y los darseneros empataron sin goles en la tarde gris de domingo. River Plate se aferró a esa unidad desde temprano; Danubio, en cambio, buscó incansablemente abrir el marcador, pero las terribles atajadas de Nicola Pérez y los palos se lo impidieron. La franja mereció más, pero se quedó con un empate con gusto a poco para un equipo que atacó, jugó bien por momentos y generó muchas chances de gol. Además, cuando amanecía la segunda etapa, Carlos Grossmüller tuvo en sus pies la chance de marcar mediante un penal, pero lo tiró afuera, desviado.
Danubio y River son dos equipos que en este Torneo Apertura han cambiado de entrenador -Pablo Tiscornia volvió a la primera de River en lugar de Julio Avelino Comesaña, y Gastón Machado reemplazó al argentino Pablo Rodríguez en el equipo de la Curva de Maroñas-, y desde entonces mejoraron. Los resultados que no se les daban comenzaron a caer, entre empates y algún triunfo. Ayer volvieron a sumar de a uno, pero ese resultado no conformó a Danubio, que el domingo que viene enfrentará a Peñarol en el estadio Campeón del Siglo.
No quiso entrar
Si bien River está en un momento de transición en el aspecto dirigencial, deportivo e institucional, en los últimos años siempre ha sido un equipo competitivo. Dentro de la cancha no se daban los resultados, y afuera algunas cosas no estaban bien. Incluso algunos futbolistas tuvieron problemas con los hinchas del club en el Parque Palermo, cuando River le ganó a Sud América. Ayer, si bien mereció menos de lo que se llevó, tuvo a su favor alguna jugada sobre el final del partido, que podría haberle dado otro resultado al encuentro.
Del otro lado pasó todo lo contrario. Gastón Machado ensayó varios cambios en un equipo que venía de perder en Brasil por la Copa Sudamericana, y sacó de un plumazo a los dos delanteros titulares: por Joaquín Ardaiz y el capitán Juan Manuel Olivera entraron el panameño Abdiel Arroyo y el salteño Jonathan dos Santos. Durante el transcurso del encuentro, Ardaiz y Olivera volvieron a entrar y Danubio terminó jugando en ataque con ellos dos, Dos Santos y Marcelo Tabárez. Pero el gol no llegó. ¿El culpable? Nicola Pérez, que con voladas espectaculares les sacó los goles a Tabárez y Ardaiz, que las pudrían en el ángulo y les daban la victoria a los de la Curva. Ni Jorge Graví, con sus trepadas por la derecha, ni Arroyo, con su terrible velocidad por la izquierda, ni tampoco Grossmüller, que tuvo un penal a favor, pudieron batir el arco de River y entrarle a la defensa darsenera, que sacó un punto y de a poco se acomoda en la tabla de posiciones.