Cada vez son más las voces, dentro y fuera de Turquía, que denuncian fraude electoral en el referéndum del domingo por el cual se decidió implantar un sistema que amplía los poderes del presidente. El Sí al sistema presidencialista, impulsado por el gobernante Partido de la Justicia y el Desarrollo (AKP) de Recep Tayyip Erdogan, ganó con 51,4% de los votos, frente al No, que alcanzó 48,6%.

La oposición denuncia irregularidades desde el momento en que se cerraron los centros de votación y pide que se repita la consulta. Sin embargo, y aunque falta poco más de una semana para que se publiquen los resultados definitivos, el gobierno ya da por irreversible su triunfo y anunció que la mayoría de los cambios empezarán a regir a partir de las próximas elecciones, previstas para 2019. Esto generó tensiones, que subieron de tono ayer cuando el Partido Republicano del Pueblo (CHP), el principal de la oposición, denunció un “golpe contra la voluntad popular” por parte del gobierno y la Junta Electoral Central.

El CHP argumenta que el ente electoral admitió millones de sobres de votación que no tenían el sello de las mesas electorales. Agrega que de haber sido anulados, hubieran cambiado el resultado, ya que el margen fue muy estrecho. “Estas elecciones pasarán a la historia como las ‘elecciones sin sello’, y no las reconocemos ni las reconoceremos. Hay que respetar la voluntad del pueblo y repetirlas”, insistió al respecto el líder del partido opositor, Kemal Kilicdaroglu. El partido, que cuestiona la consulta desde el domingo, solicitó oficialmente su cancelación.

Del mismo modo, el también opositor Partido Democrático de los Pueblos (HDP) expresó su rechazo a los resultados de la consulta. “Impugnaremos el resultado de dos tercios de las urnas; nuestros datos muestran que ha habido una manipulación de 3% a 4% de los votos”, dijo la formación pro kurda el domingo.

Las irregularidades denunciadas por la oposición fueron respaldadas por organismos internacionales. La misión de observadores de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE) advirtió el lunes que la decisión de la Junta Electoral de validar los votos sin sello “socavaba una importante medida de seguridad” y era “contraria a la ley”.

Por su parte, la austríaca Alev Korun, observadora electoral de la misión del Consejo de Europa, aseguró que cerca de 2,5 millones de los votos pudieron haber sido manipulados. Korun, portavoz del partido austríaco Los Verdes, reconoció que ella no fue testigo de irregularidades durante la votación, pero dijo que tiene información de que en las regiones donde se concentra la minoría kurda se obstaculizó el trabajo de algunos observadores.

Otro miembro de esta misión, Stefan Schennach, senador del Partido Socialdemócrata Austríaco, denunció que él y sus colegas fueron “retenidos por una docena de policías en una habitación durante tanto rato” que sólo pudieron “presenciar el recuento de los últimos 80 votos”. El senador consideró que el referéndum “no fue justo ni libre” y que las personas que denunciaron irregularidades ante la misión “afrontaron luego masivas acusaciones y ataques verbales”.

Aun así, el presidente de la Junta Electoral, Sadi Güven, rechazó las denuncias y aseguró que resulta “imposible” saber el número de votos sin sellar que fueron admitidos. Por su parte, Ömer Çelik, el ministro turco para la Unión Europea (UE), dijo que el proceso electoral transcurrió con “extrema madurez democrática” y acusó a Bruselas de actuar conforme a “los resultados que quieren”.

La UE informó ayer que evaluará si, con los cambios introducidos en la Constitución, Turquía sigue cumpliendo con los requisitos para ingresar al bloque. Los cambios constitucionales “serán evaluados en el marco de las obligaciones de Turquía como país candidato a la UE y como miembro del Consejo de Europa”, afirmaron en un comunicado el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, la jefa de la diplomacia, Federica Mogherini, y el comisario de Ampliación, Johannes Hahn. El gobierno de Erdogan calificó esta actitud de “reaccionaria” y pidió la celebración de una cumbre en Bruselas para analizar el futuro de las relaciones.