El gobierno de Estados Unidos tomó ayer nuevas medidas contra el gobierno de Damasco, en respuesta al ataque químico ocurrido a principios de mes en la localidad de Jan Shijun, al norte de Siria, en el que murieron más de 80 civiles. Según anunció ayer, Washington sancionó a 271 funcionarios de una agencia del gobierno sirio que, entre otras cosas, estaría dedicada al desarrollo del programa de armas químicas. Las sanciones económicas llegan 18 días después de que el presidente estadounidense, Donald Trump, ordenara el bombardeo de una base aérea de las fuerzas gubernamentales sirias en Homs como represalia por el ataque.

Los sancionados no podrán pisar suelo estadounidense, tendrán prohibida cualquier interacción con su sistema financiero, y sus bienes en Estados Unidos serán bloqueados, informó ayer el Departamento del Tesoro. Su secretario, Steve Mnuchin, dijo después: “Estas sanciones de gran envergadura apuntan al centro de apoyo científico que permitió el horrible ataque de armas químicas de [el presidente de Siria] Bashar al Assad contra civiles inocentes, hombres, mujeres y niños”. Agregó que con esta acción, “Estados Unidos envía el fuerte mensaje de que hará pagar a todos los miembros del régimen de Al Assad por estas flagrantes violaciones a los derechos humanos a fin de disuadir la propagación de este tipo de armas químicas bárbaras”. De acuerdo con Mnuchin, su país “cerrará sin descanso las redes financieras de todos los individuos involucrados en la producción de armas químicas utilizadas para cometer estas atrocidades”.

Minutos antes del anuncio de esta medida, Trump consideró que la Organización de las Naciones Unidas (ONU) “ha fallado estrepitosamente” en responder a los crímenes cometidos por Al Assad. Lo dijo en un almuerzo en la Casa Blanca con los embajadores de los países miembros del Consejo de Seguridad de ese organismo.

En el mismo encuentro, el mandatario estadounidense dijo también que la ONU debe estar preparada para imponer “sanciones adicionales y más fuertes” a los programas nucleares y de misiles balísticos de Corea del Norte. La situación en ese país es “inaceptable” y supone una “verdadera amenaza para el mundo, queramos hablar de ello o no”, dijo Trump.

La tensión con el país asiático fue el tema central de una charla telefónica que Trump mantuvo el fin de semana con el presidente de China, Xi Jinping. La Casa Blanca explicó, en un comunicado publicado ayer, que el presidente aludió en la charla con su par chino a la “continua beligerancia” de Pyongyang y que ambos líderes reafirmaron la “urgencia” de hacer frente a la “amenaza” que plantean sus programas nucleares y de misiles.

Por su parte, Xi pidió a Trump que “ejerza contención” y “evite acciones que lleven a una escalada de las tensiones”, informó ayer el Ministerio de Relaciones Exteriores chino. Además, el mandatario chino insistió en que se opone “firmemente a acciones que violen las resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU”, en referencia a las pruebas nucleares y de misiles de Corea del Norte.

En otro de los capítulos internacionales más recientes de la administración Trump, el secretario de Estado, Rex Tillerson, afirmó el domingo que los actos de Rusia en Ucrania son un “obstáculo” para una mejora de las relaciones entre los dos países. Lo hizo en una conversación telefónica con el presidente ucraniano, Petro Poroshenko. El funcionario estadounidense también confirmó que las sanciones contra Moscú “seguirán en pie hasta que Rusia devuelva el control de la península de Crimea a Ucrania e implemente por completo sus compromisos bajo los acuerdos de Minsk”.