En 2016 las economías de América Latina y el Caribe vivieron una profundización de la crisis económica, con una contracción del Producto Interno Bruto (PIB) regional que se expresó en un aumento del desempleo, que alcanzó 8,9% de la población activa, 1,6 puntos porcentuales (pp) por encima de la tasa de 2015. En vista del modesto crecimiento económico regional de 1,1% que el informe conjunto de la Comisión Económica de América Latina y el Caribe (CEPAL) y la Organización Internacional del Trabajo (OIT) estiman para 2017, se prevé que la tasa promedio de desempleo para la región volverá a aumentar en 2017 a 9,2%.

De acuerdo con el informe, a pesar de que se acumula un aumento de 2 pp de incremento de la tasa de desempleo desde 2014, los niveles de desempleo todavía son menores que los registrados a fines de la década de 1990 y comienzos de los 2000.

La caída de la actividad económica fue mayor que en 2015, particularmente en Brasil, el país cuya ponderación en el PIB y en el empleo es la más alta de la región. Para ambos organismos, en 2016 se verifica un “evidente deterioro” de las condiciones del mercado laboral. A diferencia de lo que sucedió durante la crisis financiera mundial de 2008 y 2009, cuando la economía de América Latina volvió a ganar empuje gracias a la recuperación de los precios de los productos básicos y las políticas contracíclicas aplicadas por los gobiernos, el escenario actual muestra precios de las materias primas de exportación de los países de la región mucho menores. Por este motivo, la tasa de desempleo registró un incremento en 2016 que supera los incrementos registrados en los escenarios de bajo crecimiento económico (1996-1997 y 2001-2003) o de contracción en 2009.

En 2016, 13 países experimentaron un incremento de la tasa de desempleo, ocho de ellos registraron una caída o mantuvieron el mismo nivel de 2015, cuando sólo en ocho países la tasa de desempleo aumentó. El informe destaca un incremento del trabajo por cuenta propia - caracterizado por ingresos bajos e inestables-, que se produce en un contexto de una débil generación de empleo asalariado. Este hecho determina un deterioro de la calidad media del empleo, que según CEPAL y OIT se refleja también en las bajas o (negativas) tasas de crecimiento del empleo registrado y en aumentos salariales más bajos.

El documento indica que existe un reajuste de la composición del empleo “hacia categorías más informales con condiciones laborales estructuralmente más precarias”. El empleo asalariado en 2016 tuvo una tasa de crecimiento negativa de 0,5%, y si bien la caída se explica por la contracción del empleo asalariado en Brasil (-3,2%), se observó también una caída en otros cinco países de la región.

“En vista de que el empleo es la llave maestra para reducir la pobreza y la excesiva desigualdad en la región, las tendencias laborales recientes son altamente preocupantes. En efecto, se han frenado los avances en el combate de estos flagelos, lo que constituye un llamado a duplicar los esfuerzos para ‘promover el crecimiento económico sostenido, inclusivo y sostenible, el empleo pleno y productivo y el trabajo decente para todos’”, advierten Alicia Bárcena, secretaria ejecutiva de la CEPAL, y José Manuel Salazar, director regional de la OIT, en el prólogo del documento.