Las fuerzas de seguridad italianas desmantelaron una red de la mafia calabresa que se enriqueció con la gestión del centro de recibimiento de refugiados más grande de Europa. Según la investigación, el clan Arena, vinculado a la ‘Ndrangheta, estaba asociado con la organización católica Fraternidad de la Misericordia, que era la que gestionaba formalmente el centro de refugiados de Calabria, con capacidad para más de 1.000 personas. La organización era gestionada por su presidente, el empresario Leonardo Sacco, y por el sacerdote Eduardo Scordio.

Mediante esa asociación, la mafia consiguió adjudicarse los contratos para el suministro de comida, los servicios de lavandería y la contratación de personal. Por estos servicios recibió, en 2006 y 2015, un total de 103 millones de euros de fondos de la Unión Europea, una tercera parte de los cuales fueron desviados a otros fines. El fiscal del caso, Nicola Gratteri, informó que una de las formas en las que se sustraían esos recursos era recortando los gastos en alimentos: “Si la empresa debía repartir 500 menús, sólo daban 300 y el resto no comía [...] Les daban comida destinada a los cerdos”. En todas las operaciones, la ‘Ndrangheta sacaba una tajada. Además, extorsionaba a comerciantes y empresarios de la zona, dirigía un sistema de apuestas deportivas ilegales y participó en otras licitaciones de obras públicas sin que se detectara su presencia.

Pero no sólo la mafia se benefició de los desvíos: según la investigación, desde 2006, cuando empezó a trabajar en el centro, el sacerdote Scordio recibió más de tres millones de euros. Parte de ese dinero lo gastó, en conjunto con Sacco, en la compra de yates, apartamentos y autos de lujo.

Ayer fueron detenidas 68 personas, entre ellas Sacco y Scordio, acusadas de asociación mafiosa, extorsión, desvío de fondos públicos y otros delitos.