Al amanecer del miércoles fue encontrado en el campus de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) el cuerpo de Lesvy Berlín Osorio, de 22 años, que murió estrangulada. La cabina telefónica en la que apareció el cuerpo se convirtió en estos últimos días en un lugar de homenaje, que fue cubierto con carteles y flores que dejaron los estudiantes. Desde el miércoles, además, se han hecho tres marchas, a las que asistieron en su mayoría mujeres, para exigir justicia y rechazar esta demostración de violencia dentro de un campus universitario. “Vivas nos queremos” y “Ni una más” fueron algunas de las consignas que se oyeron en las manifestaciones. Todas tuvieron como destino la Rectoría de la UNAM, a la que le reclamaron más seguridad en el campus.

Después del asesinato de la joven, el rector de la UNAM, Enrique Graue, repudió el crimen. “Representa todo lo que como sociedad no queremos ser”, agregó. Graue también destacó que la UNAM brindó a los investigadores toda la información posible para aclarar el caso, y anunció que serán reforzadas las medidas de seguridad para evitar nuevos hechos de violencia en general y “violencia sexual y de género” en particular. La UNAM tiene un sistema de seguridad basado en la autonomía del campus, que no puede ser patrullado por la Policía, pero el rector dio a entender que estas nuevas medidas podrían incluir algún tipo de participación policial.

Este sábado, después de la tercera marcha de estudiantes, la UNAM emitió un comunicado en el que “refrenda su demanda para el debido esclarecimiento” del femicidio y considera que las movilizaciones son “una muestra palpable de que sucesos como el ocurrido a Lesvy no deben repetirse en ninguna instalación” de esa universidad.

Durante el fin de semana las marchas ya no tenían como propósito sólo reclamar justicia y seguridad, sino también manifestar el rechazo a las expresiones que utilizó la Procuraduría General de Justicia de la Ciudad de México para referirse a la mujer asesinada. En una serie de tuits publicados el jueves, el organismo no informó sobre el avance de la investigación sino que optó por decir que la víctima había estado “alcoholizándose y drogándose”, que había dejado de estudiar y que “debía muchas materias”. Esto hizo que se generalizara el uso del hashtag #SiMeMatan seguido por frases como “es por beber y drogarme”. A su vez, en las marchas aparecieron carteles que decían: “Si me matan, no soy la culpable” y “Autoridades: su deber es investigar, no justificar”.

La madre de la víctima, Araceli Osorio, participó en las movilizaciones en la UNAM y fue muy crítica con las expresiones de la Procuraduría. Dijo que el organismo busca “crear una cortina de humo” para dar a entender que su hija “merecía” lo que le sucedió y disminuir los reclamos de que la investigación avance. “Mi hija era una chica que se divertía, como cualquier otro chico”, agregó. El novio de Lesvy, José Luis González, contó que se habían juntado con amigos esa noche y que se fueron juntos, pero discutieron en el camino y cada uno se fue por su lado.

Después de las reacciones de repudio a los tuits, el procurador general de Ciudad de México, Rodolfo Ríos, recurrió a la misma red social para condenar las expresiones utilizadas por el departamento de Comunicación del organismo que lidera. Consideró que los mensajes eran “inapropiados” y ordenó que fueran eliminados. “Jamás la conducta, la vida privada o la condición social de una víctima afectarán una investigación”, agregó. El departamento de Comunicación eliminó los mensajes y reconoció que eran contrarios a los principios del organismo.

Este femicidio también generó la reacción de organizaciones como Amnistía Internacional, que emitió un comunicado en el que exigió una investigación “inmediata, imparcial y exhaustiva” para esclarecerlo.