Nacional supo explotar la técnica de sus jugadores más ofensivos y la velocidad y la potencia de algunos de ellos. Martín Ligüera y Tabaré Viudez jugaron con profundidad, y Rodrigo Aguirre y un encendido Sebastián Fernández forzaron reiteradamente el cara a cara ante defensores y arquero pedrenses. La línea final de Juventud tuvo dificultades para tapar espacios y retroceder a tiempo, como quedó en evidencia en más de un mano a mano que debió resolver el golero Juan Castillo. También goteó por arriba. A los 24 minutos, Agustín Rogel le ganó al zaguero Ismael Gularte tras un córner y anotó de cabeza.
Todo empezaba bien para los albos: trámite favorable, fluidez cancha arriba y gol de un sub 20 recién llegado del Mundial, de esos que por sus características inflan el pecho de los plateístas. Cuatro minutos después, Castillo le tapó un cara a cara a Aguirre. Seis más tarde, Ligüera adquirió estatus de humano al errar un gol increíble, tras una gran jugada de Papelito. Otro aporte parecido de Fernández, ya en el segundo tiempo, condujo al 2-0. Iban 47 minutos, cuando la descarga fue para Felipe Carballo, que en el primer período ya había demostrado su capacidad de complementar la marca con llegada y remate. Esta vez, la pelota cedida al medio le quedó ideal para definir a la carrera. Entonces, mientras predominaba la sensación de que Juventud no tendría cómo subir tamaña cuesta, el equipo pedrense consiguió un descuento que sembró incertidumbre. Bien por el colombiano Jordan Mosquera y por Gustavo Alles, que protagonizó las dos jugadas pedrenses más importantes del primer tiempo. En la ocasión, puso la habilitación corta y baja para que Mosquera dejara dos cosas claras: que es hábil y también fuerte. Desparramó al arquero Esteban Conde, pero inmediatamente después trastabilló. Sin embargo, tuvo fuerza para levantarse y hacer caer a un rival, y anotó tras tocar hacia el arco.
En esa coyuntura, Juventud dejó en evidencia algunas de las limitaciones asociadas a su angustiosa posición en el descenso, en la que es uno de los equipos en zona de pérdida de la categoría. Estuvo 19 minutos a un gol de Nacional, pero el juego ordenado de Alejandro Reyes o los intentos de llegar por afuera no fueron suficientes para generar situaciones claras. La ilusión se desvaneció a los 77, cuando Carballo hizo su segundo tanto y el tercero del equipo. Con Castillo adelantado, su remate entró en caída y en el medio del arco. El volante juvenil fue la gran figura de la cancha. Lógicamente, se recordará su rendimiento por los goles. Pero sería injusto no destacar lo bien que manejó la pelota, virtud que supo exhibir el año pasado, poco antes de que el receso de mitad de temporada lo postergara. Su reciente vuelta a la titularidad en un plantel lleno de volantes tiene sabor a recuperación. Es la otra cara de una moneda que les muestra el lado menos grato a jugadores como Santiago Romero y Kevin Ramírez, que ayer ingresaron desde el banco. Lo mismo pasó con Hugo Silveira, que resultó el más destacado de los tres relevos. En medio del relax hijo del 3-1, la lesión de Aguirre encendió una luz de alarma, cuyo alcance se conocerá en la semana. Salió con un corte en el pie y sentido de una rodilla, tras una fortísima falta de Emiliano Albín. A esa altura, el partido había pasado del suspenso de los tiempos del descuento a la felicidad por un resultado holgado y de consecuencias importantes.
Sirvió para volver exclusiva la punta del grupo B del Torneo Intermedio y, fundamentalmente, para mantener la de la Anual.