Fue la segunda victoria consecutiva del cervecero en el Intermedio. El equipo comienza a entusiasmarse bajo la conducción de Pablo Peirano, quien dirigió cuatro partidos y ganó tres –sólo perdió con Peñarol–.
Los toques, los cortes y el juego por las bandas son un argumento que empieza a aparecer en el equipo de Sayago. Los hinchas, que ya estaban resignados, se ilusionan con un juego que les es característico en su historia y que por eso disfrutan. Ganar dos de dos parece poco, pero para un equipo que sumó escasos puntos en el Apertura y que venía con problemas en el descenso, es agua en el desierto.
Fueron dos tiempos distintos los disputados el sábado en el Parque Osvaldo Roberto. Juventud se paró mejor en el primero y manejó la pelota. Se acercó más al arco albiverde, pero con poco peligro, que recién apareció cuando se acercaba el final del encuentro. La clave estuvo en la clase de Leandro Ezquerra, que se paró de volante por afuera y orientó los hilos de un equipo que trató bien el balón.
Racing no encontró la pelota en el primer tiempo, por eso Peirano afinó tuercas para el complemento. Su equipo fue más solidario en las líneas, ganó metros y, de arranque, castigó. Yoel Burgueño la llevó por la izquierda, de contragolpe, y asistió a Leandro Sosa, que le pegó como pudo y marcó el único tanto que, a la postre, sería el de la victoria.
La tónica marcó a un Racing que iba, casi siempre en superioridad, aunque no estaba fino en la puntería: esa fue la razón de que no pudiera cerrar el partido. Los pedrenses tuvieron cuerda y se arrimaron, pero no encontraron los huecos necesarios para lastimar a su rival, que se defendió bien.