Esta vez la forma no importó demasiado, pero Wanderers se terminó llevando flor de triunfo del siempre complicado estadio Jardines del Hipódromo, hoy rebautizado María Mincheff de Lazaroff. El bohemio aprovechó los espacios, generó ritmo y fue contundente cuando pudo. Se plantó firme, con solidez, y cerró líneas para impedir que los franjeados pudieran marcar. Otra vez los del Prado dan pelea, y eso no sorprende a nadie. Danubio sigue hundido y las alarmas están encendidas, con problemas en varios frentes, más allá de lo deportivo.
Jorge Giordano alineó un 4-1-2-3, con Adrián Colombino por delante de los zagueros y un poco más retrasado que Santiago Martínez y Mathías Santos, dos volantes que son grandes recuperadores y generadores de juego. En el ataque esta vez el Chapita Sergio Blanco fue por la izquierda, Santiago Bellini por el centro y Rodrigo Rivero por la derecha, pero la fórmula no le funcionó en el primer tiempo.
En esos primeros 45 minutos Danubio se movió en bloque y fue más que su rival, pero no pudo llegar al gol, algo que le viene pasando con frecuencia en esta temporada. El equipo se paró con un 4-2-3-1, con el panameño Abdiel Arroyo por la izquierda y Marcelo Saracchi por la derecha, aunque luego alternaron posiciones. Ignacio González fue por el centro, y Jonathan dos Santos fue el encargado de tomar la referencia en el área. La principal arma ofensiva de los danubianos fue la velocidad del panameño Arroyo, que fue imparable por la banda derecha, lo que obligó a que lo bajaran varias veces. La mala noticia para los danubianos en el primer tiempo fue la tempranera lesión del zaguero Matías de los Santos, quien fue suplantado por el juvenil Martín Marta.
La chance más clara en el primer tiempo vino con un bombazo de Nacho González, que dio en el travesaño y se perdió afuera. Luego apareció el zurdo Lucas Olaza, con su especialidad en las pelotas quietas, pero el arquero Martín Rodríguez las desvió. Había peligro, pero faltaba el gol, una constante en este Danubio que en sus cuatro presentaciones en el Intermedio sólo anotó cuatro goles.
Para la segunda parte Wanderers fue más incisivo y ejerció mayor presión en la salida a su rival. Los tres volantes bohemios, con perfiles posicionales bien marcados y distintos, fueron claves en la transición de defensa a ataque, en la que los del entrenador floridense llegaban siempre en superioridad numérica. En una de esas, Santiago Martínez tocó con Martín Ribas, que cumplió con el manual del lateral y se mandó por la línea del fondo en la banda izquierda y mandó el centro. Santiago Bellini la peleó, pero la pelota siguió de largo, y le cayó del otro lado a Rodrigo Rivero. El Chino la peleó, se acomodó y le dio para sacar un potente zurdazo cruzado que fue incontrolable para Salvador Ichazo.
La respuesta no tardó en Danubio, y Machado mandó a la cancha a Jorge Graví y a Juan Manuel Olivera y pasó a jugar con 4-3-3. Su equipo llegó constantemente, pero Wanderers le cerró el camino. La más clara vino tras una falta de Martín Rivas al borde del área, que le valió la expulsión al lateral. Lucas Olaza se hizo cargo del tiro libre, pero Martín Rodríguez la desvió notablemente.
Jorge Giordano, a pesar de la expulsión, mantuvo un 4-3-2, a sabiendas de que a Danubio le iban a quedar espacios en el fondo para liquidar el partido de contragolpe. Y estuvo cerca de meter otro zarpazo. De todos modos, su equipo ganó y se suma al liderazgo en su serie del Intermedio y crece en la Anual.