El conflicto entre Catar y los cuatro países árabes que rompieron sus relaciones con ese emirato –Arabia Saudita, Baréin, Egipto y Emiratos Árabes Unidos– parece estar lejos de solucionarse. Hace un mes, los cuatro países cortaron relaciones diplomáticas y comerciales con Catar, al que acusaron de “apoyar al terrorismo”. Además, cerraron sus fronteras terrestres con ese país, además de prohibirle utilizar su espacio aéreo, de forma tal que lo bloquearon completamente. Para levantar ese bloqueo, estos países le exigieron a Catar que cumpliera una serie de requisitos y le dieron un plazo para responder. Catar envió su respuesta, cuyo contenido no se reveló, y ayer los cancilleres de estos cuatro países se reunieron en El Cairo para evaluarla.

Después de la reunión, habló ante los medios de comunicación el canciller egipcio, Sameh Shukry: “La respuesta de Catar fue negativa. No sentimos que esté reconsiderando sus políticas, no ha comprendido la gravedad de la situación”. En un comunicado conjunto, los cuatro países manifestaron que la respuesta catarí “carece de contenido”, lo que muestra su “falta de seriedad” al tratar este “problema”.

Los cuatro países reiteraron las 13 exigencias que plantearon a Catar, que incluyen el cierre de la cadena de televisión Al Jazeera y el de la base militar que está construyendo Turquía en Catar; el fin de las relaciones con Irán; que le retire el apoyo a organizaciones islamistas que ellos consideren terroristas, y la repatriación de los opositores políticos de esos países que hayan sido refugiados por Catar.

En el comunicado, se exige a Catar que se comprometa a “luchar contra el terrorismo y el extremismo en todas sus formas, detener su financiación e impedir que se provea de refugios seguros” a los terroristas, así como a detener “la instigación [a la violencia] y el discurso de odio” que, según estos países, se esparce por medio de la cadena Al Jazeera.

Si Catar no accede a estas exigencias, serán discutidas “las próximas medidas, de acuerdo con las leyes internacionales”, advirtió el canciller saudita, Adel al Jubeir. Mientras tanto, agregó, se mantendrá el bloqueo de las fronteras.

Antes de que los cuatro cancilleres se reunieran en El Cairo, el ministro de Exteriores de Catar, Mohamed bin Abderrahman al Zani, visitaba Reino Unido. Desde allí acusó a los otros países árabes de estar llevando a cabo una “clara agresión”, “un insulto” a Catar. Además, dijo que el gobierno de su país “sigue llamando al diálogo” y que está preparado para involucrarse “en un proceso de negociación”, siempre y cuando se “garantice” su “soberanía”.

Al mismo tiempo, la situación regional está generando nuevas inquietudes económicas en Catar, que durante el último mes ha redirigido su tráfico comercial y de personas para que pase por el Golfo Pérsico e Irán y no por sus países vecinos. Esta semana la agencia de calificación de riesgo Moody’s revisó a la baja la perspectiva de la economía catarí. En primera instancia le mantuvo su calificación de deuda soberana en el tercer nivel más alto, Aa3, pero en su informe advirtió que se abrió un período de “incertidumbre” que podría extenderse hasta el año que viene, por lo que se elevan las posibilidades de que la nota sea cambiada. Además, Moody’s rebajó las perspectivas de nueve bancos de Catar por el peligro de que se “debilite” la capacidad del gobierno de ese país de apoyar a las instituciones financieras privadas en el caso de que sufran una corrida bancaria como consecuencia de la crisis diplomática.

Por otro lado, la cadena Al Jazeera comenzó una campaña para exigir respeto a la libertad de expresión con anuncios que se emiten por el canal de televisión y un comunicado publicado en su página web. Al Jazeera demanda “que el público tenga acceso a información imparcial” y que “los periodistas puedan hacer su trabajo libres de intimidación y amenaza”.