Edificios derrumbados, cortes de electricidad, calles cortadas y silencio: así amanecieron ayer los estados de México golpeados por el terremoto del martes. En cada zona afectada, decenas de voluntarios ayudan a los rescatistas con la esperanza de que haya vida entre los escombros. El presidente mexicano, Enrique Peña Nieto, declaró la emergencia nacional y decretó tres días de luto, en un país que todavía no se había recuperado del sismo que sacudió el sur hace tan sólo 13 días.

“¡Viva México!”, se escuchaba ayer cada vez que aparecía una persona viva entre los restos de edificios en la localidad de Navarte, en la Ciudad de México. Después: aplausos. La celebración de la vida en plena tragedia, y la esperanza de que puede haber más. Involucrados en esa tarea están desde el martes 3.428 rescatistas, acompañados por funcionarios policiales, bomberos y miles de voluntarios que ayudan desde el lugar que pueden. Además, la Secretaría de Defensa desplegó 15 guardias con perros, ocho helicópteros para actividades de desalojo y traslado de heridos y seis equipos de maquinaria pesada.

El número de muertos aumentó a 225, según el último reporte del coordinador nacional de Protección Civil, Luis Felipe Puente. El funcionario detalló que 94 personas murieron en la Ciudad de México, 71 en Morelos, 43 en Puebla, 12 en el estado de México, cuatro en Guerrero y una en Oaxaca. Aclaró, sin embargo, que los datos siguen siendo preliminares hasta que se den por finalizadas las tareas de rescate. Puente agregó que, por el momento, se desconoce la cifra de desaparecidos.

En el total de fallecidos están incluidas las 37 personas –32 niños, cinco adultos– que murieron cuando colapsó el Colegio Enrique Rébsamen de la Ciudad de México, que acogía a alumnos de preescolar, primaria y secundaria. De acuerdo con la cadena mexicana Televisa, que cita fuentes oficiales, se logró rescatar con vida a 14 personas, y se estima que una veintena permanece desaparecida. El martes de noche, visitó la zona del colegio el presidente Peña Nieto, quien ayer decretó tres días de luto nacional.

La Secretaría de Educación Pública suspendió ayer las clases en todos los niveles educativos en las regiones afectadas. En tanto, el secretario de Salud, José Narro, dijo que 1.819 personas fueron atendidas en la capital del país, en su mayoría por contusiones, crisis de ansiedad, fracturas, quemaduras y traumatismos craneoencefálicos.

Por otro lado, sólo en la capital mexicana se reportaron 44 edificios totalmente en ruinas, según informó el jefe de gobierno local, Miguel Ángel Mancera. A esto se suman otros 500 inmuebles “dañados” y 30 que deberán analizarse “con mayor cuidado” porque presentan “graves daños”. En esta lista se incluyen las escuelas ya mencionadas.

El panorama en las ciudades golpeadas es desolador, según muestran los registros gráficos que llegan desde allí. El paisaje es gris y predomina el polvo, a pesar del cielo despejado y el sol radiante. Los escombros apilados rememoran la ausencia de lo que antes fue alguna institución pública, un comercio o un hogar. De noche, la situación es más complicada por los cortes en el servicio de electricidad, que ayer empezaba a restablecerse lentamente, de acuerdo con las autoridades. Muchas calles estaban bloqueadas por los pedazos de cemento o por columnas de luz, y varias presentaban grietas, lo que impedía la circulación de vehículos. Entre las ruinas, una pregunta se repite reiteradamente: “¿Hay alguien allí?”. Con la esperanza de que alguien responda, rescatistas y voluntarios colgaron enormes carteles con la palabra “Silencio”.

Hasta la tarde de ayer, se habían registrado 23 réplicas del terremoto -la mayor, de magnitud 5,1-, de acuerdo con cifras del Servicio Sismológico Nacional de México (SSN). El sismo del martes tuvo su epicentro en el municipio de Axochiapan, en el estado de Morelos, que limita con Puebla.

La directora del SSN, Xyoli Pérez Campos, precisó que el terremoto tuvo una profundidad de 57 kilómetros y que fue totalmente independiente del registrado el jueves 7, y que afectó los estados sureños de Oaxaca, Chiapas y Tabasco. Además, explicó que, a pesar de que el sismo de principios de mes tuvo una magnitud de 8,2, el del martes se sintió más porque el epicentro estaba más cerca de Ciudad de México y las demás localidades perjudicadas.

En la misma conferencia de prensa, el titular de la Unidad de Instrumentación Sísmica del Instituto de Ingeniería de la Universidad Nacional Autónoma de México, Leonardo Ramírez Guzmán, dijo que el sismo fue sentido por al menos 12,4 millones de personas. Además, dijo que los primeros reportes de daños de edificios en la capital mexicana corresponden a zonas similares a las que fueron afectadas por el mayor terremoto de las últimas décadas, que hizo temblar la tierra de México exactamente 32 años atrás.